En 2021, cuando todavía vestíamos mascarilla pero los locales de ocio ya estaban abiertos, un grupo de amigas quedó una noche para acudir a una discoteca madrileña muy de moda en aquél momento. Un argumento muy parecido al de grupo de amigas que se vio hace una semana en el restaurante de Manuel Becerra, Il Burro Canaglia, en Madrid. La discoteca, cerca de la plaza Tirso de Molina, tenía varios niveles en plantas bajas y en cuestión de un par de horas, a las 12 de la noche, ya estaba a rebosar. Lo de menos es que allí nadie tuviera mascarilla (podemos achacarlo al vaivén de órdenes ministeriales sobre la mascarilla, ahora sí, ahora no, o a que el consumo de alcohol hiciese que los presentes tuviesen una percepción más ligera del Covid).
Algo más grave que el aforo del establecimiento había sido superado con creces. Lo que sí les pareció peligroso es que a la hora de marcharse, de madrugada, no podían subir las únicas escaleras de salida porque eran las mismas utilizadas para bajar al local y una auténtica marea humana seguía bajando a la discoteca en ese momento. “Aquí no vamos a morir de Covid, sino aplastadas como las chicas del Madrid Arena”, dijo una de ellas.
Cuando por fin consiguieron salir a la calle, una de ellas le comentó a un policía que, estando en el local se habían puesto en un rincón más despejado, para poder tomarse su copa, justo al lado de una salida de emergencia y la había empujado la puerta, pero estaba cerrada. “Se cierran para que no se cuele nadie desde fuera”, respondió el policía. Las amigas se marcharon pensando que no suceden más accidentes vaya usted a saber por qué, al azar quizás, lo triste es que a veces suceden, como en el tristemente famoso caso de Madrid Arena en 2012 o en el más reciente incendio del restaurante italiano.
Flores de plástico y ositos de peluche
Lo de superar aforos y que el dueño se lleve una multa está a la orden del día, quizás lo que no esté tan controlado sea el reciente furor por abrir locales, sean cafeterías, bares o restaurantes, con una decoración más pensada en los reels y fotos para Instagram o Tik Tok que en la seguridad de los clientes. Basta entrar en ésta u otras redes sociales para ver desfilar a influencers yendo de local en local, a cada cual más barroco: ositos y peluches, flores que adornan la entrada, escaleras de bajada y paredes interiores (flores de plástico).
Sin entrar a valorar el gusto estético y que los interioristas responsables hayan podido olvidar la máxima del diseño, aquella que dice que menos es más, ¿no se están llenando nuestras ciudades de locales monísimos para la foto, pero en los que no se piensa en la seguridad de los clientes? ¿Son suficientes las normativas existentes, en este caso, la de accesibilidad y la de incendios? ¿Podemos estar seguros en estos establecimientos?
“Cuando nos encargan un local, hay dos normativas fundamentales: la de accesibilidad y la de incendios. La de accesibilidad cubre un montón de cuestiones, desde la salida de emergencia hasta los pasos y aseos para personas con movilidad reducida”, explica Sigfrido Herráez, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, COAM.
Por ejemplo, un aspecto que hemos descubierto tras el incendio en el restaurante italiano de Madrid en el que han fallecido dos personas: el local tenía tapiada su salida de emergencia. Si de primeras puede parecer una ilegalidad, no lo es: “Debes tener salida de emergencia dependiendo del aforo del local, el tamaño y las distancias. Se entiende que no es necesaria si el local es pequeño, porque 30/40 personas se evacúan por una puerta en condiciones normales”, añade Herráez. El restaurante italiano, por sus dimensiones, no tenía obligación de tenerla.
Lo que sí determina la normativa, y que parece que no cumplía el local, es que “La zona de evacuación, suelo y techo, debe estar liberado de cualquier cosa ornamental. Cualquier elemento decorativo que impida la salida ordenada en caso necesario. Porque en ese caso todo el local se constituye salida de emergencia porque no tienes otra. Y el espacio por el que debes evacuar entonces debe estar expedito. No puede haber nada”, afirma el experto, quien añade: “Las normativas de accesibilidad y la de incendios en Madrid son bastante buenas, estamos seguros”.
Caso Alcalá 20
Herráez cuenta que las normativas de incendios se rehicieron y fueron copiadas por toda España tras el incendio de Alcalá 20, en 1983, en el que murieron 83 personas. “La normativa de incendios está muy bien vigilada por el Ayuntamiento de Madrid. Los arquitectos del Ayuntamiento, a la hora de darte una licencia, vigilan ese tema al 120%. Puertas RF (resistencia al fuego), materiales ignífugos (y ojo, ignífugo no significa que no arda sino que tarda un tiempo en quemarse…), si todo eso se controla, ¿cómo es posible que alguien llenase paredes y techo de plantas de plástico?
“Cuando nos encargan un proyecto para un local, la instalación de la cocina y las condiciones para tener esa cocina y la decoración, forman parte de un único proyecto que se basa en nuestro conocimiento de la normativa . Además, se contrata un seguro que avala nuestro conocimiento como arquitecto, pero hay otras profesiones que no hacen eso”, dice Herráez. ¿Se refiere a decoradores e interioristas? “No me gusta poner nombres. También sucede que el decorador hace un proyecto y luego el dueño del local introduce cambios, como las plantas de plástico: la estética seguro que estaba muy bien, pero mira el resultado...”.
El arquitecto apunta una posible solución: “Que cada vez que haya una variación con cierto calado, se comunique al Ayuntamiento para ver si varían las condiciones de la licencia. Ahí se abre la casuística de determinar qué es de cierto calado y de ver si el Ayuntamiento tendría personal para inspeccionar todos los locales”.
Además, aconseja: “Que estos temas se encarguen a un técnico competente. ¿Cuándo es competente? Cuando tiene conocimiento de estas materias. Y de nuevo, a los propietarios de los locales, comuníquese cuando haya una variación. El instalador de decoración vende algo que es mejor de lo que es. Es muy efectista desde el punto de vista estético pero claro… Así que de nuevo mi consejo: en el momento en que concluyo esa decoración, dar comunicación por la normativa contra incendios y que me digan si la cumple o no”.
La normativa actual es suficiente
¿Es necesario cambiar la normativa para hacer los locales más seguros? “No, pero intensificaría la inspección. ¿Cuánto? Cuanto más mejor. Y que haya colaboración público privada, entre Ayuntamiento y locales”, detalla.
El arquitecto llama la atención sobre otro elemento que también puede suponer un peligro: las estufas en las terrazas. “Son una bomba accesible a cualquiera que las pueda manipular. Además, mal utilizadas, son peligrosísimas: si impiden el paso de una silla de ruedas, si se ponen delante de una salida de emergencia...”.
La tercera pata de este asunto recae sobre los hombros del usuario: usted, yo, cualquiera. ¿Parece sensato ir a comer a un sitio de cuyo techo cuelgan plantas de plástico, que por lo pronto, se llenan de polvo que acabará cayendo en la comida? Sensato no sabemos, pero higiénico, no. “Además, a cualquier usuario que va a un local, si sospecha que puede no cumplir la normativa, que lo denuncie. Vamos a intentar colaborar entre todos para que los locales sean más seguros. Sentido común y colaboración”, finaliza Herráez.
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