La T4 o el Centro Canalejas que alberga el Four Seasons son obras de su estudio.
Comentarios: 0

Su apellido, Lamela, se asocia a la arquitectura y también, a la T4 o a la ampliación del Santiago Bernabéu de finales de los años 80. Suyo es también el reciente Centro Canalejas que alberga el exquisito hotel Four Seasons.

Tuvo su época de querer ser piloto o astronauta, pero la devoción de la arquitectura la tenía desde muy pequeño. Le gustaba entrar a robar, junto a su hermana, gomas y lápices de colores del despacho de su padre, el también arquitecto Antonio Lamela. Un retrato del progenitor, con una curiosa historia detrás, está presente en su despacho. De hecho, son muchas las referencias que el arquitecto hará a su padre a lo largo de la entrevista.

He leído que le gustaba entrar a robar gomas al estudio de su padre

Efectivamente y no solo gomas. Aquello era un festín. El primer estudio de mi padre fueron unas habitaciones alquiladas cerca de su domicilio. Pero a los dos años que ya empezó a tener éxito, mi padre se hizo su primera vivienda, mitad vivienda y mitad de oficina en un edificio que promovió mi abuelo, que además ha sido un edificio muy importante porque supuso un antes y un después en la arquitectura residencial de Madrid. Mi padre vivió allí vivió hasta que falleció, es decir, vivió 60 años en ese edificio. Tenía la vivienda y el estudio separado por dos puertas de vidrio y mi habitación concretamente estaba pegada al estudio, así que cuando se iba la gente los viernes por la tarde, los sábados e incluso cuando no se iban, entrábamos mi hermana y yo. Y claro, abríamos un cajón y aparecía de todo, folios, lápices de colores, lápices, tijeras y entrábamos a robar todo lo que podíamos.

Oficina de Carlos Lamela
Oficina de Carlos Lamela idealista/news

¿Siempre quiso ser arquitecto?

Creo que sí, quitando esas edades iniciales que uno quiere ser un poco de todo, astronauta, piloto.. En mi época empezaban los viajes espaciales y todos los niños estábamos dibujando naves espaciales, aviones. Bueno, me ha gustado siempre mucho la aviación también, pero quise ser arquitecto desde que tengo uso de razón. Además, dibujaba muy bien y a mi padre le hacía mucha ilusión y aprovechaba cualquier cosa para regalarme algo relacionado con la arquitectura.

Creo que los cactus que tiene detrás de su mesa eran de su padre.

Estos cactus los tenía mi padre en su despacho, era un gran enamorado de todo lo que fuese verde, es decir, de cualquier tipo de especie vegetal. Sabía mucho de botánica. De hecho, se asombraba cuando iba conmigo por el campo y yo no era capaz de distinguir las especies. Me decía, ¿pero no distingues eso de eso? Eso es un cedro y eso es un álamo. Estos cactus los cuidaba él personalmente. También tengo otros objetos suyos. Cuando nos mudamos aquí, hace 15 años traje algunos objetos antiguos. Artilugios, como digo yo. Los bisturíes del arquitecto, reglas de cálculo, compases, bigoteras…

Edificio de Carlos Lamela
Edificio de Carlos Lamela idealista/news

¿Este es el rincón de la oficina que más le gusta?

Es mi rincón. Cuando proyectamos este estudio he de decir que ya identifiqué este rincón como el mío. Tengo unas vistas estupendas, unos atardeceres maravillosos que veo todos los días, sobre todo en invierno, y me encuentro muy a gusto, por eso hice esta doble altura, casi ocho metros, estoy aquí muy bien. Lo que pasa es que no estoy todo el tiempo aquí, las reuniones se tienen en diferentes salas. Pero efectivamente, si tengo que escribir algo… además no tengo pantalla de ordenador, la tuve pero no la usaba, por eso la desmonté. Tengo un iPad mini y con esto hago todo.

Hay otro elemento que destaca en este estudio, las lámparas…

Pusimos las lámparas que habíamos diseñado para la T4, esta lámpara circular a la que le hemos llamado el wok, porque es como un wok de comida japonesa. Pensamos que podría ser un buen elemento y estamos encantados. Cuando Siemens la puso en producción encargamos 200. Quisimos ver cómo funcionaba para una oficina, porque no es lo mismo en una terminal aérea que una oficina de trabajo. Y he de decir que estamos contentísimos porque no solamente dan una buena iluminación, tienen un comportamiento acústico estupendo sino que además no las hemos tenido que limpiar una sola vez en 15 años y parece que están brillantes como el primer día.

Lámparas de la oficina de Lamela
Lámparas de la oficina de Lamela idealista/news

Se publicó el año pasado el libro España fea, ¿usted cree que España es especialmente fea en cuanto a arquitectura o estamos como en otros países?

Conozco el libro y estoy totalmente de acuerdo. España es un país maravilloso, pero con una fea arquitectura. Y es curioso, es un contrasentido pensar que los arquitectos españoles estamos bastante bien considerados fuera. Pero es que arquitectura es el 5% de lo que se edifica. El otro 95 es construcción y la construcción en España es fea. No hay nada más que pasar por las ciudades españolas, lo que hemos hecho en los últimos 40 años. La gente habla de la arquitectura de los años 60. Ya nos gustaría a nosotros que toda España fuese como se hacía en los años 60. El problema ha sido después, en los 70, peor en los 80, aún peor en los 90 y peor en los 2000. Hemos hecho construcción vulgar en general en todas las ciudades. ¿Eso es mejor o peor que en otros países? Diría que depende. Francia en eso nos lleva muchísima ventaja, es un país muchísimo más cuidado que España. El mismo Portugal, Italia también… Estamos entre los que hacen la arquitectura más fea de Europa. Bueno, las construcciones más feas de Europa.

Carlos Lamela
Maqueta de proyecto de Carlos Lamela idealista/news

Es una de mis cuestiones, si sabemos cuidar del patrimonio…

Bueno, los franceses también han cometido sus barbaridades en el litoral y ahora se arrepienten. El litoral ha sufrido mucho en los últimos 40 años, por el ansia de acercarse al mar que tenemos todos y no te digo ya los del interior de la península o los madrileños, que no lo vemos nada más que en vacaciones. Se tenía que haber regulado todo mucho más, porque es una riqueza única que una vez se realizan las barbaridades ya no se puede volver a restituir. Pongo el ejemplo de la Manga del Mar Menor. Ese disparate empezó en los años 60 y ahora incluso hay problemas medioambientales mucho más serios con el tema de la calidad del agua. El tema del Algarrobico: eso fue un disparate y parece mentira que se haya hecho ahora, recientemente, con todos los parabienes, además, porque no fue un disparate de un loco que se puso a hacer aquello sin licencia. Contaba con todas las licencias, con todos los permisos. ¿Cómo es posible que la propia administración haya permitido eso y que se ha llegado donde está y ahora resulta que hay que demolerlo y gastarse otros 70-80 millones? Pero hay que mirar en positivo e intentar que no se deteriore más lo bueno que tenemos…

Carlos Lamela
Diseño de Carlos Lamela idealista/news

¿Cómo cree que debería ser la vivienda tras la pandemia?

La pandemia puso todo negro sobre blanco: la gente se vio encerrada en su casa durante meses, y pensaron qué bien si tuviese una terracita, o si no hubiese cerrado aquella terracita que tenía o si tuviese una salita polivalente donde pudiésemos trabajar. Pero eso ya veníamos diciéndolo los arquitectos hace muchos años. Lo que pasa es que el sistema económico ha pervertido todo porque las casas primero eran de 200 metros, luego 150, 120, luego 80, luego 70, y vas prescindiendo de todo lo que tienes que prescindir. Los armarios cada vez más pequeños, los cuartos de baño cada vez más pequeños. ¿Por qué no hay terrazas? El Ayuntamiento de Madrid no lo incentiva. Los planes generales no lo incentivan. Hay lugares donde las terrazas en España no computan. Entonces el promotor hace terrazas porque sabe que las va a vender y eso no lo tiene que descontar de su edificabilidad. Hay que sacar normativas que de alguna forma incentiven que haya terrazas, que haya espacios al aire libre. En España tenemos un clima maravilloso. Luego, la terraza es un elemento que se perdió incomprensiblemente porque como la gente las cerraba los planes generales ya no las permitían porque para qué. Y se inventaron lo del famoso mirador, que aquello funcionó muy mal porque era un mirador que no servía para nada. La pandemia nos ha servido para reafirmarnos en conceptos y en criterios lógicos y de sentido común.

¿De quién es el retrato que preside este rincón de su oficina?

Es un retrato de mi padre en cuatro posiciones, tiene una historia muy curiosa porque se lo encargó mi padre a un pintor amigo. Y cuando llegó el cuadro mi madre dice “Antonio, ¿cómo se te ocurre hacerte un retrato cuatro veces? ¿Tú te crees que eres el Espíritu Santo? Tal cual. A mi padre le sentó muy mal y como no nos gustó a nadie, lo metimos en un trastero. Y cuando murió mi madre, el cuadro llevaba ya en el trastero 30 años y un día vimos el cuadro allí y entonces decidí traérmelo.. Es un cuadro que me parece modernísimo para la época y es mi padre en sus cuatro facetas, dos con bata blanca y dos vestido de traje.

 

Sigue toda la información inmobiliaria y los informes más novedosos en nuestra newsletter diaria y semanal. También puedes seguir el mercado inmobiliario de lujo con nuestro boletín mensual de lujo.

Ver comentarios (0) / Comentar

Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta