En las últimas décadas, Europa ha experimentado un descenso en las tasas de natalidad, situándose por debajo del nivel necesario para mantener estable la población, con perspectivas de acentuarse hacia el futuro. Como consecuencia, Alemania, Polonia, Italia o los países de la Europa del Este verán reducida significativamente su población para 2100, una situación que también afectará a España, que perderá cerca de 15 millones de habitantes dentro de 75 años. En contraste, el Reino Unido y Francia verán un incremento poblacional, aunque son casos aislados. Tanto la ONU como Eurostat coinciden en que el auge migratorio no sostendrá estos niveles por mucho tiempo, con un pico demográfico europeo esperado para 2026.