Aunque se supone que sirven para evitar excesos de velocidad, distribuir mejor el tráfico y evitar atascos, lo cierto es que muchas veces las rotondas provocan justo lo contrario.
Villar de Omaña es un pequeño pueblo leonés de apenas 20 casas situado a 1327 metros casi en la frontera con Asturias. Perdido en la montaña, es probable que sus 30 habitantes ni siquiera dispongan de internet.
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