Las supersticiones están presentes incluso en un campo tan técnico y racional como la arquitectura. Además de esquivar el número 13, cuyo mierdo parece que guarda relación con los comensales de la Última Cena, en la cultura asiática también se evita el 4, porque se pronuncia de forma muy similar a la palabra muerte. Aviones, hoteles, ascensores y edificios de todo el mundo son ejemplos de estas fobias, y uno de ellos lo protagoniza QuayWest I, un rascacielos de viviendas en Vancouver (Canadá) que es más alto por dentro que por fuera. Su caso llevó a las autoridades urbanísticas de la ciudad a prohibir las supersticiones numéricas en los edificios.