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Melbourne diliff cc by 3.0

Artículo escrito por Ángel Serrano, CEO de Zityhub

Nadie se traslada a 40 kilómetros del centro de una gran ciudad solo por capricho. Mudarse es una decisión vital que implica reorganizar rutinas, vínculos y prioridades. Pues bien, hay un porcentaje creciente de profesionales que lo está haciendo: dejan atrás la proximidad obligada al centro de trabajo y eligen vivir donde su bienestar tiene más sentido.

Y es que muchos no necesitan estar físicamente cerca de una oficina 5 días a la semana. Con uno o dos desplazamientos semanales, toda la ecuación se transforma. Y cuando esto sucede, el mapa de oportunidades se redibuja por completo.

Australia ofrece una radiografía adelantada de esta transformación. En ciudades como Melbourne, miles de trabajadores han elegido vivir más lejos del centro gracias al trabajo flexible, que les permite reorganizar su "presupuesto de tiempo". Si solo hay que desplazarse 2 días, el trayecto puede duplicarse sin afectar la calidad de vida.

Entre 2020 y 2022 los precios de la vivienda en Australia crecieron más en las zonas periféricas que en el centro. El valor se desplazó junto al talento, por una lógica humana y no de mercado. Y, estudios recientes realizados en Estados Unidos (Akan et al., 2025), Alemania (Coskun et al., 2024) y Francia (Boeri & Rigo, 2024) coinciden: la distancia media de desplazamiento aumentó con la pandemia y no ha vuelto a reducirse. El comportamiento refleja una tendencia estructural, no una adaptación temporal. Se está eligiendo desde la vida, no desde la obligación.

Cuando una organización abandona el control presencial como medida de rendimiento y apuesta por la confianza y la autonomía, habilita nuevos estilos de vida. Y esos nuevos estilos devuelven compromiso, energía y mejores resultados. Estamos hablando de un fenómeno urbanístico y de una revolución cultural que implica dejar de diseñar la vida alrededor del puesto de trabajo para empezar a organizar el trabajo alrededor de la vida.

Las compañías que siguen creyendo que el control presencial es imprescindible ignoran lo que ya ocurre fuera de sus muros. Diseñan políticas laborales para un mundo que ha dejado de existir. En contraste, las organizaciones que comprenden esta evolución trabajan desde otro paradigma: el de la confianza, la coherencia y la libertad responsable. Entienden que el lugar de trabajo no es un destino obligatorio, es una red de espacios con propósito.

Las empresas más inteligentes no preguntan dónde está su gente. Preguntan qué necesitan para rendir mejor. Y muchas veces la respuesta empieza por un código postal distinto.

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