
El semanario the economist abre un interesante debate en su último número. Explica que los países que han vivido recientemente una burbuja inmobiliaria están aún tratando de hacer frente a las consecuencias de la misma para prevenir la próxima. Sin embargo, en otras partes del mundo las cosas son diferentes y está aumentando el temor a nuevas burbujas inmobiliarias. Es el caso de China, donde los precios han escalado un 11,7% interanual; de canadá, donde la vivienda está subiendo a ritmos del 17,6% anual, o de Australia, donde las casas en las principales ciudades son actualmente un 20% más caras que hace un año
Los responsables de la política monetaria de estos países cuentan con la experiencia vivida años atrás por países como estados unidos, España o reino unido. Conocen las razones por las que se formaron dichas burbujas, realizan medidas que en teoría habrían parado los excesos en dichos países, pero nadie tiene la certeza de que vayan a funcionar y parar el ascenso de precios
Entre las medidas están exigir que los bancos tengan más dinero en sus balances, más provisiones, impidiendo que se den hipotecas por más del 70% del valor de la vivienda; penalizando fiscalmente la venta de una casa comprada hace menos de un año; haciendo poco atractiva la compra de segundas y terceras residencias, u obligando que los compradores de viviendas demuestren que serían capaces de pagar hipotecas fijas durante cinco años a un tipo de interés superior al actual para darles una hipoteca. Son medidas en todos los casos que buscan hacer menos vulnerables en caso de problemas tanto a los compradores, como a los bancos que financian dichas operaciones y que han sido señalados como los culpables de la burbuja inmobiliaria por ofrecer dinero barato a demasiada gente
Sin embargo, las dudas sobre la efectividad de las medidas continúan y las preguntas sobre qué hacer para evitar burbujas de precios en la vivienda siguen debatiéndose, algo de vital importancia porque, por ejemplo, en reino unido se está volviendo a observar un rebote abrupto de los precios de las casas. Por ello, los bancos centrales y autoridades económicas están estudiando más medidas para parar cualquier otro boom inmobiliario
Distinguidos economistas, como adam posen, de bank of england, señalaron recientemente que los responsables de políticas monetarias necesitan tener más herramientas a su alcance que los tipos de interés para hacer frente a dicha burbuja. Entre las ideas surge la opción de un impuesto inmobiliario que varíe en el tiempo, subiendo en momentos de boom y moderándose en las depresiones. Su idea recuerda a una propuesta hecha un año antes por olvier jeanne, de la universidad johns hopkings. Su opinión es que la deuda es como la polución ya que crea problemas y por ello sugería crear un impuesto a quien "contaminara". Es decir, proponía que quien más se endeudara pagara más impuestos
La razón que esgrime, junto a su colega de la universidad de maryland, anton kironek, es que cuando la gente compra viviendas (u otro activo) con deuda elevan sin darse cuenta y automáticamente el precio, ya que la hipoteca actúa como un acelerador financiero. El problema es que actúa de forma inversa en las caídas provocando erosiones en los precios y en las garantías de los bancos, lo que automáticamente endurece los créditos y repliega la demanda. Por esta razón, es partidario de poner un impuesto cíclico sobre las hipotecas y los créditos
Y tú, ¿qué opinas? ¿cómo ves las medidas que se están tomando? ¿pondrías un impuesto variable según las necesidades a las hipotecas?
34 Comentarios:
"Con la medida de los 20 años maximo de hipoteca se acabaria la burbuja en un plis plas. Esto limitaria el valor maximo de los pisos a la rentas de los trabajadores en general. Es decir que solo podrian subir si suben las rentas de los mismos. Se acabo burbuja para siempre."
Estoy de acuerdo. Los españoles somos medio bobos y estamos dispuestos a pagar lo que sea por un piso aunque suponga pagar hasta después de la jubilación (aunque no sepamos si tendremos tabajo a 10 años vistaaños) y necesitamos que nos pongan este límite.
Lo digo sin ironía. Es triste, pero cierto. Es una buena solución porque somos consumidores sin criterio, que no miden el valor de lo que compran. Y un piso debería ser como cualquier otra cosa. Si no vale lo que me piden, no lo compro. En vez de eso, si no vale lo que piden, hipoteco mi alma y la de mi pareja y pongo a mis padres de avalistas. Somos patéticamente borreguiles como pueblo.
La pajin ,que si una cosa tiene claro en esta vida es que como va a estar pocos años en el poder, no puede permitirse enriquecerse "lentamente".
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El "ENRIQUECIMIENTO LENTO" es una modalidad de enriquecimiento que no puede
Permitirse ni la PAJIN ni ningun politico ya que los "complices colaboradores" de
Todos los especuladores financieros e inmobiliarios que hay en este pais no
Tienen tanto tiempo,en teoria, para estafar al resto de sus conciudadanos.
Toda esta "gentuzilla" ,con zapatero y rajoy,al mando de sus respectivas ordas
De chupopteros,estan donde estan para pillar la pasta,la pension maxima y
Salir corriendo a disfrutar de la vida que no podremos disfrutar la inmensa
Mayoria de SUS "PARASITADOS".
Y para rematar la jugada,nosotros mismos,los supuestamente perjudicados
Nos dedicamos a cargar los unos contra los otros,acusandonos de ganar mas
O menos o de tener el sueldo mas o menos asegurado,mientras los autenticos
Responsables de la situacion escapan sin daños por la puerta de atras.
¡¡¡ QUE VERGUENZA DE PAIS !!!
¡¡¡ DIMISION INMEDIATA DE GOBIERNO Y OPOSICION Y NUEVAS ELECCIONES YAAAA !!!
Os lobbys bancarios son desde luego de los más eficaces: acaban por darle la vuelta a la tortilla sea cómo sea. Lo que no entiendo es cómo la prensa se ha dejado llevar por sus artes y han apagado las voces de los economistas realmente independientes -voz que sí le concedieron en décadas pasadas-, lo que demuestra cada vez más que han logrado entre todos que la ciudadanía de los países 'desarrollados' sean corderitos que se creen libres por poder votar cada cierto tiempo y disponer de -teóricamente- libertad de movimientos y pensamiento, y son -somos- realmente siervos de los nuevos -viejos- señores feudales.
Ahora hay que castigar a los clientes bancarios, es decir a todo aquel que pretenda ser propietario. Ya han logrado que los gobiernos comiencen a desmantelar el sistema de pensiones y ayudas sociales a madres y discapacitados y presionan para que hagan lo mismo con la sanidad. Pero seamos claros la burbuja inmobiliaria y la crisis del sistema financiero internacional ha necesitado de la figura jurídica de un colaborador necesario. En este caso imprescindible y también sujeto activo y protagonista estelar
En el caso de la crisis financieras, está claro que existen especuladores, algunos de ellos criminales. El resto de ellos viven de una actividad legal que es más que dudosa en relación a la ética: es un timo en esencia de guante blanco. Su ganancia estriba en explotar la avaricia ajena, de quienes aspiran a enriquecerse rápidamente y sin esfuerzo alguno. Como el paleto que le ofrecen el tocomocho, la bolsa llena de dinero de un ignorante -ficticio- que no sabe de la riqueza qué tiene entre las manos a condición de repartir a partes iguales las ganancias; y, como es sabido sobradamente, ese dinero no existe: todo ha sido una burda ilusión que ha estimulado a la avaricia y que lleva al timado a perder la misma cantidad que pensaba lograr. La víctima en la mayoría de los casos no denuncia el timo; por no desvelarse como un tonto y porque su intención era apropiarse de unos bienes ajenos en su afán de enriquecerse al instante. Así, extrapolando, vemos que sin la avaricia, sin lo que se ha denominado coloquialmente como la cultura del pelotazo, sin perseguir hacerse rico con la menor inversión y el menos tiempo posibles, la especulación no sería factible. Por tanto, la bolsa, los mercados de divisas y todo aquel que implique la participación del tiempo como condicionante de su actividad, son en buena parte especulativos y funcionan gracias a la pasividad de los 'buenos', los que actúan bajo la premisa de la buena fe y el justo valor de las cosas, y la avaricia de los clientes, los inversionistas. Es, si hablamos sin tapujos, algo parecido a un casino en el que lo que menos importa es el objeto que da nombre a tal mercado -una divisa, un producto agrícola, un metal, un carburante o una acciones participativas de empresas. (Sigo)
Por favor, no sigas, que vas a descubrirnos...
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