La cotización del bitcoin esperaba el discurso de Trump en máximos históricos, muy cerca de los 110.000 dólares.
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Que Donald Trump no hiciera ni una sola mención a las criptomonedas en su discurso de toma de posesión ha pasado una factura ínfima a las valoraciones. La cada vez mayor legión de ‘criptocreyentes’ se sintió decepcionada por las omisiones del nuevo presidente estadounidense, pero la cosa no pasa de una rabieta pasajera. Se diría que la confianza en el hombre que ha prometido crear un nuevo ecosistema para las criptomonedas sigue intacta.

La cotización del bitcoin esperaba el discurso de Trump en máximos históricos, muy cerca de los 110.000 dólares. Tras el jarro de agua fría, cayó hasta los 100.000, desde donde volvió rebotar hasta los 105.000 dólares para bajar de nuevo a los 100.000 en el arranque de semana. En cualquier caso, no se puede hablar de corrección. Como mucho de una recogida de beneficios desde niveles nunca vistos en la mayor criptomoneda del mundo.

Los inversores siguen viendo el vaso más que medio lleno. Que Trump haya lanzado su propio ‘memecoin’ y que éste -llamado de forma inequívoca Trump- haya llegado a alcanzar una valoración de 10.000 millones de dólares es, en opinión de los defensores a ultranza de las criptomonedas, una demostración de que el nuevo presidente estadounidense no se va a andar con chiquitas a la hora de defender a esta industria.

Pero hay una cara B de esta historia. De forma más o menos contundente, desde el propio sector se apunta a que el lanzamiento de este tipo de activos satíricos, sin nada detrás que los respalde y con una volatilidad extraordinaria, pueden restar credibilidad a la industria. Que el propio Trump haya lanzado su ‘memecoin’ -le ha seguido los pasos su esposa Melania- es para muchos un error que el sector pagará tarde o temprano.

Firmas como Coinbase o SkyBridge Capital han mostrado públicamente sus reticencias a estas iniciativas, que inciden en el carácter muy especulativo de las criptomonedas. La gran pregunta que muchos se hacen en la industria es si vale todo. Ya hay incluso solicitudes de empresas de gestión de activos para lanzar ETF’s (fondos cotizados en bolsa) sobre estos ‘memecoins’. Algo que, para muchos, es un disparate.

Pero, más allá de este debate que generará ríos de tinta en las próximas semanas, la realidad es que los inversores siguen esperando que cristalicen las promesas de Trump. Ni hubo menciones a las criptomonedas en el discurso de investidura ni, lo que es peor, se ha aprobado orden ejecutiva alguna para empezar a convertir a las criptomonedas en una “prioridad nacional” a base de desregulación.

El único gesto ha sido la creación de un grupo de trabajo para regular los activos digitales. Balas de fogueo a los ojos de los 'criptocreyentes' más radicales. Pero la fe de la mayoría en Trump es, en algunos casos, casi ilimitada.

 Firmas como Fundstrat tiran la casa por la ventana y creen que el bitcoin puede volar hasta una banda entre los 250.000 y los 500.000 dólares en 2025. Y más, incluso, si Trump decide crear una reserva nacional de bitcoin. Por otro lado, en casas como BCA Research creen que en 2025 puede bajar más del 50%, hasta los 45.000 dólares.

Hay por lo tanto división de opiniones en un mercado a la espera de que Trump envíe o no la señal que haga volar al bitcoin hasta nuevos niveles inexplorados. Entre aturdidos por la falta de referencias en el discurso de la toma de posesión; desconcertados por el lanzamiento de los ‘memecoins’ y expectantes ante la ausencia de medidas que muchos esperaban que fueran tomadas desde el primer minuto, los inversores mantienen posiciones convencidos de que el primer movimiento de Trump está al caer. 

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