El Gobierno de Boris Johnson ha conseguido que la reina de Inglaterra suspenda el Parlamento hasta el 14 de octubre: sólo unos días después de que los diputados vuelvan de las vacaciones y unas semanas antes de la fecha límite del Brexit. Esta maniobra busca restar tiempo a los partidos de la oposición para intentar bloquear la posibilidad de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo.
El actual primer ministro británico, Boris Johnson, está dispuesto a cualquier cosa con tal de que Bruselas ceda a sus pretensiones, aunque eso suponga haber implicado a la reina, que se ha visto obligada a ordenar el cierre del periodo de sesiones si así lo pide el Gobierno.
La oposición ha recalcado en los últimos días que con esta decisión, Boris provocará una crisis política de enormes dimensiones y lo ven como un propósito para impedir que el Parlamento debata sobre el Brexit y cumpla con sus obligaciones.
De hecho, el Partido Laborista ha iniciado reuniones con otros partidos de la oposición para aprobar un mecanismo legal que logre evitar un Brexit sin acuerdo. Pero la decisión de Johnson de suspender la actividad parlamentaria da al traste con esto.
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