
El Viejo continente parece unido en materia de defensa. Tras la invasión rusa de Ucrania y la reelección de Donald Trump como presidente de EEUU, pocos se hacen ilusiones sobre el gasto militar. En 2023, los países de la UE gastaron el 1,6 % de su PIB en defensa, "no mucho más que el límite de aproximadamente el 1% que los aliados establecieron para Alemania tras la Primera Guerra Mundial para evitar que el país pudiera defenderse", señala Moritz Schularick, del Instituto Kiel, un centro de investigación.
Ahora todos coinciden en que el gasto tendrá que superar el 2% o incluso el 3% del PIB. Se trata de un aumento considerable para un continente acostumbrado a externalizar su seguridad a Estados Unidos. Pero incluso, en este caso, existen diferencias: no todos los países están igualmente preocupados por Rusia.
En general, cuanto más cerca esté la capital de un país de Moscú, mayor será su ayuda militar a Ucrania y su gasto en defensa. Estas diferencias se convertirán en una fuente de tensión. Trump ha dejado claro que espera que los miembros de la OTAN aumenten el gasto al 5% del PIB si desean seguir beneficiándose de la protección estadounidense.
El presupuesto de la UE podría necesitar una partida considerable de 100.000 millones de euros para gastos comunes en defensa, frente a los 8.000 millones de euros actuales, según ha argumentado Andrius Kubilius, el primer comisario de defensa de la UE. Un aumento de esa magnitud implicaría recortes en otros compromisos de gasto del bloque o mayores contribuciones de todos los miembros.
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