El estudio francés Ateliers O-S Architectes ha finalizado el gimnasio Marie Marvingt en Val d’Oise. El resultado es un edificio que recuerda a los graneros tradicionales, pero revestido en madera oscura
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El gimnasio Marie Marvingt en Val d’Oise, en el norte de Francia, tiene buena influencia de la arquitectura agrícola y es obra del estudio Ateliers O-S Architectes.
Gimnasio Marie Marvingt en Val d’Oise Cyrille Weiner

La arquitectura agrícola ha ejercido una enorme influencia en la construcción contemporánea, sobre todo en países de gran arraigo como Estados Unidos, Francia o Reino Unido. Los graneros, establos y otras estructuras utilitarias, concebidas para responder a necesidades básicas con soluciones simples y duraderas, se han convertido en referentes formales y conceptuales para arquitectos que buscan edificios honestos, integrados en el entorno y sostenibles.

En esta línea, el estudio francés Ateliers O-S Architectes ha finalizado el gimnasio Marie Marvingt en Val d’Oise, al norte de Francia, que acompaña a un instituto situado justo enfrente entre tierras de cultivo y un área suburbana.

La idea era encontrar una forma arquetípica entre lo vernáculo y lo contemporáneo, que se integra en este gran paisaje y encuentra su lugar de forma natural.
Integrado en el paisaje Cyrille Weiner

El resultado es un edificio que recuerda a los graneros tradicionales, pero revestido en madera oscura que se funde con el paisaje agrícola. El complejo incluye, además del edificio deportivo, pistas de atletismo exteriores y una zona de aparcamiento ajardinada que conecta con el entorno rural.

Entre el granero y lo contemporáneo

La inspiración surgió directamente del contexto donde se encuentra, según afirma el propio estudio: “la idea era encontrar una forma arquetípica a medio camino entre lo vernáculo y lo contemporáneo, entre el granero y el equipamiento estructural que se integra en este gran paisaje y encuentra su lugar de forma natural, como si ya estuviera allí”.

El gimnasio se compone de dos volúmenes con cubiertas ligeramente curvadas que evocan las siluetas agrícolas de la región. El primero es un amplio pabellón deportivo de doble altura, y el segundo alberga funciones de apoyo como vestuarios, áreas de almacenamiento, espacios técnicos y una pequeña vivienda para el conserje.

El complejo incluye, además del edificio deportivo, pistas de atletismo exteriores y una zona de aparcamiento ajardinada que conecta con el entorno rural.
Complejo deportivo Cyrille Weiner

La estructura se resolvió con una combinación de bloques de hormigón y madera, reforzando la dualidad entre lo robusto y lo cálido. Para la cubierta se eligió chapa metálica ondulada, aportando un aire industrial y agrícola al mismo tiempo. Mientras que en el pabellón se emplearon grandes columnas y vigas de madera para marcar la geometría del techo, acompañadas de acristalamientos que inundan el espacio con luz natural.

Para el estudio, la filosofía del proyecto se puede resumir de la siguiente manera: “el granero y el refugio son referencias a estructuras sencillas y atemporales que dejan huella en nuestra cultura arquitectónica contemporánea, al igual que lo hacen en la fotografía o el diseño paisajístico”.

El volumen principal es un amplio pabellón deportivo de doble altura con cubiertas ligeramente curvadas.
Pabellón deportivo Cyrille Weiner

Madera, luz natural y paisaje

La voluntad de reducir el uso de materiales minerales y dar protagonismo a la madera marcó todo el proceso. El proyecto “pretende utilizar la menor cantidad posible de materiales minerales y dar protagonismo a la madera en la estructura, las paredes y el revestimiento exterior, así como en los acabados, con revestimientos de madera y suelos de parqué” dicen en el estudio, cuyo planteamiento responde tanto a criterios de sostenibilidad como a un deseo de autenticidad.

La zona del aparcamiento ha sido ajardinada con árboles. Se conecta con el gimnasio mediante pasarelas de grava, jardineras y bancos de hormigón.
Aparcamiento Cyrille Weiner

El interior del pabellón deportivo se caracteriza por un ambiente claro y luminoso gracias a los ventanales del triforio sur y a los paños acristalados del norte, que permiten contemplar la carretera cercana. La madera en suelos y revestimientos aporta calidez y contrasta con la sobriedad oscura de la fachada.

Esta luz natural en el interior es el material básico, “su juego de encuadre en el paisaje compone el recorrido y ofrece privacidad desde el interior, creando un ambiente interior que contrasta con el exterior oscuro” afirma el estudio.

En el exterior, los dos volúmenes presentan un revestimiento de tablones finos de madera oscura, pero el edificio de servicios se diferencia con piezas más gruesas, estableciendo una sutil jerarquía. La zona este, destinada a aparcamiento, ha sido ajardinada con árboles y equipada con un depósito para recoger el agua de lluvia. La conexión de esta zona con el gimnasio se realiza mediante pasarelas de grava, jardineras y bancos de hormigón.

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