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El relevo que ha tomado la inversión inmobiliaria frente a la financiera se extiende a todo tipo de productos, incluidas las plazas de garaje o los aparcamientos privados. La adquisición de una plaza de garaje tiene la ventaja de que requiere un desembolso inicial menor (desde los 6.900 euros que cuesta una plaza en un municipio de Madrid a los 90.000 euros de una en pleno casco de la ciudad de san Sebastián) frente a otros tipos de productos. Cuenta con facilidades como un mantenimiento y unos gastos mínimos, y unos ingresos recurrentes que además son con frecuencia opacos, ya que en el caso de los particulares se entrega sin factura y sin el visto bueno de hacienda. Su desventaja: una menor rentabilidad frente a otros productos

Esta inversión es muy variable, pero hay que tener en cuenta dos cuestiones básicas:"es preciso distinguir entre el centro de las ciudades y la periferia", explica Luis corral, consejero delegado de la consultora foro consultores inmobiliarios. Con este planteamiento, está claro que la escasez de aparcamiento encarece el producto y permite conseguir rentabilidades de venta por ejemplo del 20% en el distrito madrileño de chamberí o chamartín, aunque la inversión inicial es más alta. Por el contrario, los nuevos desarrollos urbanísticos prevén un número de plazas de aparcamiento superior al de viviendas, con lo que se produce una dotación excesiva

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