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El tenor italiano Giacomo Lauri-Volpi pasó sus últimas horas en Valencia. Residía en España desde el final de la Segunda Guerra Mundial, justo después de casarse con la soprano alicantina María Ros, en 1924. Así fue hasta el día que falleció, la madrugada del 18 de marzo de 1979. El parte de defunción determinó que la causa de muerte del tenor fue trombosis cerebral, pero quizá no habría que pasar por alto la pena que arrastraba su corazón, cuando meses antes se quedó sin la mujer que amó toda su vida.

Su hija adoptiva, Carla Lauri, tuvo en su posesión un diario íntimo del maestro que contenía cartas a su esposa enferma. Ahí siguió escribiéndole aunque ella ya no pudiera leerlas. Días antes de que falleciera Lauri-Volpi, una de las mejores voces de la ópera del siglo XX, acudió a la tumba de María, en el cementerio de Godella, a regalarle flores y dejó testigo de la visita en su diario: "Hoy dicen que el mundo se hizo él solo y que el pensamiento es sólo materia, ¿es posible que tú ya no seas? La razón dice que no, pero el corazón dice que sí, que existes en Dios, al cual has vuelto tras la dura experiencia terrenal... Yo volveré a verte".

El último deseo del gran tenor italiano fue que su alma fuera "con Dios (y su mujer), el corazón a Roma (ciudad que le vio crecer) y mi cuerpo a España (país que le vio enamorarse, envejecer y morir)". Desde 1979 descansa su cuerpo con María Ros en Godella y la residencia, cómplice de aquella bonita historia de amor, hoy se pone a la venta por 1,4 millones de euros

La ubicación del palacete de 1910 es Burjassot, provincia de Valencia. Aunque viajó por medio mundo recorriendo escenarios para interpretar las obras de Puccinni o Verdi, siempre volvía a Burjassot. Los días que radiaba el sol, salía al torreón y a la cubierta de su residencia a escribir su libro 'El equivoco'. 

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