Comentarios: 0
Lucía Martín (Colaborador de idealista news)

La vivienda de ladrillo de Piedrabuena, en Ciudad Real, compite en el premio Worldwide Award otorgado por la Asociación Internacional de Desarrollo del Ladrillo con proyectos como el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Londres, obra de Herzog Meuron. El fallo se conocerá en noviembre. Pequeños contra grandes, porque la innovación no sabe de tamaños ni de presupuestos.

Cuando algo así sucede en un municipio pequeño (4.624 habitantes, según la Wikipedia), se revolucionan todos los vecinos. En este caso los de Piedrabuena, pueblo de la provincia de Ciudad Real. Pero a Moisés Royo, fundador del estudio de arquitectura Muka Arquitectura e ideólogo junto a su equipo del inmueble, la nominación al premio mundial a la mejor construcción en ladrillo no le pone especialmente nervioso.

Y eso que su casa de ladrillo, con fachada muy particular, compite con proyectos como el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Londres, de Herzog Meuron, o el último de Norman Foster en China. Todo un David contra Goliat que demuestra que en innovación e imaginación no es determinante ni  lo conocido que sea el arquitecto ni la pasta que haya costado el proyecto: en este caso, 100.000 euros frente a edificaciones millonarias.

Pero volvamos a Piedrabuena: resulta que donde ahora se haya la casa nominada al Worldwide Award o premio mundial a la mejor obra construida en ladrillo en 2017, antaño hubo una herrería. Fachada estrecha y una construcción alargada al final de la cual, se herraba a los caballos. Pertenece a la segunda generación de estanqueros del pueblo que le hicieron el encargo a Muka Arquitectura con poca fe: “Haz lo que puedas”. Y no solo hizo lo que pudo sino que lo bordó. Ahora mismo abajo hay un despacho y una sala de reuniones y arriba, un pequeño dormitorio, tipo estudio: 110 metros útiles entre las dos plantas.

Una fachada de lo más original

“Detrás era un fondo de saco, no había luz. Los elementos más característicos de la construcción son la fachada (de apenas dos metros y medio de largo, una de las más pequeñas que ha hecho el arquitecto) y la forma en la que llega la luz al final de la construcción: “La fachada es una celosía cerámica de barro, es permeable, deja que entre la luz y el aire. Y para que llegue la luz al final el suelo de la planta primera no toca los muros, con lo cual, llega una luz natural al despacho muy bonita”, comenta Royo. Y pareciera que el suelo está suspendido en el aire. Tardaron 8 meses en realizar los trabajos.

Precisamente la fachada es lo que llamó la atención de la Asociación Internacional de Desarrollo del Ladrillo (Brick Development Association), entidad que convoca el premio cuyo fallo se conocerá el próximo 9 de noviembre en Londres. Esta asociación valora sobre todo la innovación en el uso del ladrillo (más allá del ladrillo visto que estamos aburridos de ver por doquier) y la búsqueda de innovaciones que mejoren su estética. “El ladrillo es un material mágico, es una pieza muy sólida pero según la coloques puedes conseguir fachadas muy ligeras, como esta de Piedrabuena”, confirma el arquitecto. Y es que con materiales muy sencillos pueden conseguirse construcciones muy eficientes.

¿Cómo surgió la idea de presentarse al premio? “Yo no era muy partidario pero me convenció la gente del equipo”, añade. Su estudio abrió hace diez años y ya atesoran distintos premios: una de sus reformas en el madrileño barrio de Chamberí ha sido finalista en los premios Habitíssimo en 2016; también se llevaron el segundo premio para la construcción de una torre en Tokio y un tercer galardón por el proyecto de un auditorio en Riga. “La crisis para nosotros fue una oportunidad, empezamos con muy pocos proyectos, a los que les dedicábamos mucho cariño. Y así seguimos trabajando”, finaliza.

Ver comentarios (0) / Comentar

Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta