
Algunas joyas del modernismo, la corriente arquitectónica más indentitaria de Cataluña, han estado ocultas para el gran público. Pero parece que la nueva vida de la Casa Vicens, la primera casa que diseñó Antoni Gaudí, ha sentado precedente y ahora es el turno de la Casa Navàs, un tesoro modernista en Reus (Barcelona) a punto de cumplir 110 años que ahora ha adquirido el empresario Xavier Martínez con la intención de remodelar la casa y abrirla al público.
Joaquim Navàs i Padró encargó este edificio a Lluís Domènech i Montaner y la familia lo mantuvo suyo de generación en generación. Hasta ahora. El reusense Xavier Martínez es un empresario que empezó vendiendo material para la construcción en 1997 y en 2008 se hizo con la fábrica de zumos Pago para convertirla en Fruselvase y su última adquisición ha sido el atractivo edificio de la plaza Mercadal de Reus, la Casa Navàs, y rompe con la tradición familiar de los Navàs.
El empresario Martínez llevaba meses negociando con los herederos de la casa, en esta última línea generacional los Blasco Font de Rubinat. La casa está catalogada como bien cultural de interés nacional (BCIN) y eso alargó algo más el proceso de compraventa. Una vez completada la compra, el nuevo dueño ya ha anunciado su interés en llevar a cabo las necesarias obras de conservación y mantenimientos y así poder abrir al público la casa.
Actualmente, la casa solo puede visitarse los sábados por la mañana en tres turnos reducidos, siempre con previa reserva en la Oficina de Turismo. El nuevo propietario quiere que las visitas sean constantes y de forma regular en el tiempo, pues "eso sería una muy buena noticia, la casa tiene un valor excepcional", cuenta Tate Cabré, periodista especializada en patromonio arquitectónico y estudiosa del modernismo.

La casa es un ejemplo único en lo que en grado de conservación de modernismo catalán se refiere. A día de hoy mantiene en su interior toda la decoración original intacta, obra de Gaspar Homar, uno de los ebanistas más importantes de principios del siglo pasado. También cabe resaltar los 200 m2 de vidrieras también originales de 1900.
Todos los tejidos de seda de sus tapicerías, la ropa del hogar o incluso las cortinas se mantienen con el paso del tiempo. Cabe destacar que en los bajos de la casa ha habido una tienda de tejidos conocida como Casa Navàs. Con todo, para abrirse al público necesitará una rehabilitación tal y como hizo en su día la Casa Batlló, de les Punxes o la reciente de Casa Vicens.
La familia Blasco- Font de Rubianat tuvo que recomponer la cubierta de la casa tras un bombardeo durante la Guerra Civil pero dejó imposible la reconstrucción de la torre de la esquina, de piedra esculpida y de cristal. Hasta la fecha no aceptaron ninguna oferta para vender el edificio. Incluso un banco se interesó para hacerla sucursal y también hubo la intención de convertirla en conservatorio de música, pero ninguna propuesta fraguó.
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