Artículo escrito por Bruno Gutiérrez Cuevas, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus
Un 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética y, ante esta situación, la rehabilitación energética se muestra como la clave para lograr una mayor eficiencia, pues, es necesario adoptar medidas de fondo y no solo coyunturales. Que la rehabilitación se plantee como la solución es porque más de la mitad (60%) del parque inmobiliario existente se construyó antes del año 1980, es decir, antes de que entrara en vigor la normativa CT-79. Se trata de edificios que no cuentan con ningún tipo de aislamiento o protección térmica, además de una antigüedad superior a los 35 años.
Esta realidad del parque edificado español y más aún, de la importancia de aliviar la grave situación de las personas que sufren pobreza energética, siempre ha estado presentes en las reivindicaciones de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), cómo ya hemos dejado patente en muchas ocasiones. Concretamente, en las aportaciones enviadas por la asociación a la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética y en las enviadas a la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética del Sector de la Edificación en España, donde insistimos en la capacidad de transformación de un estándar que permite alcanzar consumos de calefacción en el entorno de un euro (1€) por metro cuadrado al año y que de aplicarse de manera global para obra nueva y rehabilitación, contribuiría a reducir considerablemente el porcentaje de pobreza energética existente.
En esta estrategia de rehabilitación deberán primar las intervenciones integrales de edificios en lugar de acometerse rehabilitaciones energéticas parciales o reformas de cada vivienda particular. En este sentido, es común ver la publicación de medidas que buscan promover la sustitución de equipos de generación térmica y calderas por otros más eficientes (véase la prohibición de calderas de carbón en Madrid a partir del 1 de enero de 2022). Puede darse la situación de que, dentro de un plan integrado de actuación, la sustitución de equipos de generación térmica o calderas se deban plantear en una fase posterior, ya que en función de las actuaciones que le precedan, estos equipos deban ser redimensionados a la baja, de tal forma que si se realizara a la inversa podríamos encontrarnos con equipos sobredimensionados, recientemente actualizados a la hora de finalizar una rehabilitación integral, lo que resulta en una inversión desaprovechada.
Nosotros incidimos en que para esta estrategia de rehabilitación integral no es imprescindible llevarla a cabo de una sola vez, sino que se debe contemplar una metodología de trabajo de rehabilitación EnerPHit paso a paso, en la que se elabore un proyecto de rehabilitación integral que puede ser desarrollado por fases. De esta forma, se establecen los plazos para realizar cada actuación estudiando su impacto en la mejora de la eficiencia energética y el coste económico, así como su amortización, de tal forma que se asegura la ejecución de aquello que es técnicamente viable y económicamente amortizable, y lo más importante, estudiando los estados intermedios de rehabilitación, evitando posibles patologías provocadas por rehabilitaciones parciales.
En este contexto, los Fondos Europeos van a jugar un papel esencial. Por ello, nuestra Asociación ha mantenido varias reuniones con la Administración y ha enviado aportaciones a la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social del Congreso de los Diputados con el fin de que se empleen en la excelencia a la rehabilitación energética. Además, nuestra apuesta es por los proyectos integrales de rehabilitación energética que traten de forma ordenada y coordinada tanto soluciones de aislamiento, carpinterías, hermeticidad y ventilación con recuperación de calor, así como de generación de energías renovables ‘in situ’ para autoconsumo, y que se eviten intervenciones puntuales, por ejemplo, de aislamiento de fachada, o de sustitución de carpinterías o de caldera, ofrecidas por instaladoras con intereses particulares.
Para llegar a un objetivo tan ambicioso como el que nos hemos marcado, es más que necesario que el compromiso institucional pase de la palabra a la acción. De poco o nada servirá el camino que nos marca Europa si nuestros líderes no comienzan a ejercer una función ejemplarizante; con leyes y políticas claras, apoyando, financiando, facilitando y eliminando trabas innecesarias a aquellos que buscan la excelencia en la edificación y educando e inculcando lo urgente que es comenzar a adoptar hábitos sostenibles en todos los ámbitos. Apostando, además, por la excelencia y la especialización del sector.
En ese sentido, las edificaciones Passivhaus garantizan alcanzar los estándares más altos de eficiencia energética, tanto en obra nueva como en rehabilitación, muy por encima de lo contemplado en una calificación energética A. Al mismo tiempo, aseguran unas condiciones de alta calidad de ambiente interior, tan necesaria a la vista de la situación que estamos atravesando.
Por ello, proponemos contemplar: ayudas directas y subvenciones específicas para este tipo de edificios; flexibilización fiscal, por ejemplo, reduciendo los tipos de IBI, IVA, e incluso de ICIO y otros como Impuesto de Transmisiones Patrimoniales para este tipo de edificios; flexibilización administrativa que suponga simplificar, agilizar y priorizar los trámites administrativos y licencias para este tipo de edificios; promover la vivienda social Passivhaus en régimen de alquiler para jóvenes, personas de bajos ingresos, personas en riesgo de exclusión social, etc. como motor social, político y económico; ayudas, flexibilización tributaria y fiscal, y concesión de créditos e hipotecas ventajosas para aquellas empresas que basen su actividad en este tipo concreto de edificios.
Aquí se debe priorizar por autónomos y pymes y en segundo lugar por empresas de mayor tamaño; y, por último, promover y facilitar créditos e hipotecas ventajosas para los usuarios de este tipo de edificios.
Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus tenemos claro que si queremos que las ayudas europeas sean realmente efectivas y que haya una estrategia clara y de fondo para acabar con la dependencia energética para que la pobreza energética pase a ser algo del pasado, este es el camino que debemos seguir.
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