Han estado con nosotros durante más de cinco milenios, soportando todo tipo de posaderas, desde las de los más insignes emperadores hasta el más humilde de los plebeyos. En el pasado han cumplido funciones sociales relacionadas con la expresión del poder. Sin embargo, con el paso del tiempo su uso se ha extendido y en la actualidad forman parte de nuestra vida cotidiana y las podemos encontrar en cualquier casa.
Un origen egipcio
Quizás nos cueste imaginarlo, pero la humanidad ha pasado más tiempo sin sillas que con ellas. De hecho, las primeras sillas datan del período dinástico temprano de Egipto (alrededor del 3.000 a.C.) , lo que significa que desde que los Homos sapiens hicimos aparición en la tierra, hace unos 120.000 años, nuestros antepasados más remotos estuvieron miles de años sin ellas.
Pues bien, en aquel Egipto faraónico, fue cuando aparecieron las sillas. Si fueron capaces de levantar aquellas impresionantes pirámides, cómo no iban a ser capaces de crear un mueble tan sencillo como una silla. Y las pinturas en las tumbas egipcias nos demuestran que así fue. En ese momento estaban hechas de madera y se cubrían con tela o cuero. Las más lujosas incluían elementos de ébano y marfil y se adornaban con otros materiales preciosos. Muchas veces tenían reposabrazos. Por lo general, eran mucho más bajas que las sillas actuales: unos 20 centímetros. No obstante, estos artefactos estaban reservados para las élites, mientras que en los hogares egipcios era poco común.
En su libro Now I Sit Me Down: From Klismos to Plastic Chair: A Natural History, el arquitecto Witold Rybczynski cuenta que el registro histórico revela que la primera representación de una silla se encuentra en una escultura de una isla Cíclada en el Mar Egeo, que data del período 2800 - 2700 a.C. Esta figura muestra a un músico sentado en una silla con respaldo recto y cuatro patas.
La democratización de la silla con los griegos
Si los egipcios la inventaron, los griegos extendieron su uso a partir del siglo V a.C. Su gran aportación el klismos, una silla con patas y respaldo curvos. Este se convirtió en un símbolo de comodidad y se encontraba presente en diversas escenas de la vida cotidiana.
Paralelamente, no muy lejos de la Hélade, un pequeño pueblo daba sus primeros pasos en un camino que le llevaría a conquistar todo el mundo conocido: Roma. En los primeros momentos, las sillas, llamadas sella curulis, estaban reservadas para mostrar el estatus de los más poderosos, como senadores y magistrados. Sin embargo, con la expansión de Roma y su contacto con los griegos, las clases altas comenzaron a copiar el estilo de las klismos, como patas curvas y respaldos ornamentados. También comenzaron a usarse en los hogares menos ricos y aunque eran más humildes, podían tener asientos acolchados o respaldos tapizados.
Con la caída de Roma y el inicio de la Edad Media, el acto de sentarse volvió a estar socialmente estratificado. Mientras que las personas comunes se sentaban en bancos, barriles o incluso en el suelo, las sillas con brazos y respaldos eran reservadas para personas de alta jerarquía. El genial pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo capturó esta dinámica, aunque ya en la Edad Moderna, en sus pinturas, reflejando la vida campesina de la época.
El Renacimiento: el redescubrimiento de la silla
El Renacimiento significó el redescubrimiento del mundo clásico. Y ello se dejó notar, también, en el uso de las sillas. En esta época, dejó ser un privilegio de reyes y nobles y se convirtió en un mueble estándar para cualquiera que pudiera permitírselo. Poco a poco, la silla rápidamente se convirtió en un mueble de uso general. Casi de inmediato, la silla comenzó a cambiar cada pocos años para reflejar las modas de cada momento.
Ya en el siglo XIX, con la Revolución industrial, el mundo de las sillas experimentó importantes transformaciones. Su fabricación se volvió más eficiente y accesible. Se introdujeron nuevos materiales, como el acero y el hierro fundido, lo que permitió la producción en masa de sillas a un costo más bajo. Esto llevó a una mayor disponibilidad de sillas para la población en general. Surgieron estilos como el 'art nouveau' y el modernismo, cada uno con sus características estéticas y funcionales únicas. Las sillas se convirtieron en elementos decorativos que reflejaban la moda y el gusto de la época.
La silla en la actualidad: arte, diseño y comodidad
A medida que avanzaba el siglo XX, el diseño de sillas se convirtió en un campo de experimentación y expresión artística. Además de su función básica de proporcionar un lugar para sentarse, las sillas contemporáneas también se han convertido en objetos de expresión creativa y cultural. Diseñadores y arquitectos famosos han creado sillas icónicas que se han convertido en símbolos del diseño moderno. Ejemplos destacados incluyen la silla Barcelona de Mies van der Rohe, la silla Eames Lounge de Charles y Ray Eames, y la silla Wassily de Marcel Breuer.
En la actualidad, podemos encontrar una amplia variedad de sillas, desde las más sofisticadas hasta las más sencillas y confortables. Todas ellas están especialmente diseñadas con sus propias características para adaptarse a nuestras necesidades, estilos de vida y contextos, desde las sillas de jardín hasta las de playa, pasando por las de cocina, comedor, despachos, conferencias o salas de espera.
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