La morosidad constituye la principal preocupación de los propietarios de pisos de alquiler, ¿qué significa este concepto?
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Morosidad significado y sus consecuencias
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La morosidad constituye la preocupación principal de los propietarios de pisos de alquiler, pero también es un concepto clave en el ámbito financiero y empresarial.

Tanto individuos como empresas pueden caer en morosidad por diversas razones, generando efectos negativos para el deudor y para el acreedor. En este artículo, explicamos el significado de morosidad y las consecuencias a las que se enfrentan aquellos que incurren en impagos.

El significado de morosidad

Morosidad significa no haber cumplido con una obligación económica en el plazo establecido. Es decir, una persona es morosa cuando incurre en el impago de una deuda fijada en un contrato formal.

Por ejemplo, si firmas un contrato de alquiler y dejas de pagar un mes la renta, ya eres oficialmente un moroso. Lo mismo ocurre si tienes un préstamo con el banco y no abonas una cuota a tiempo.

El hecho de que un deudor sea considerado moroso no implica necesariamente que no vaya a pagar, sino que no ha cumplido con los plazos acordados, por ejemplo, debido a un imprevisto.

¿Qué es la morosidad de pago?

La morosidad de pago, en términos económicos y financieros, es la situación en la que un deudor no cumple con los pagos acordados, ya sean créditos, préstamos, hipotecas, facturas o alquileres. Esta falta de pago puede acarrear consecuencias tanto para el deudor como para el acreedor.

La tasa de morosidad

La tasa de morosidad es un indicador que sirve para medir la salud financiera de una empresa o entidad. Esta tasa se calcula dividiendo el valor de los créditos dudosos, entre el valor total de la cartera de créditos. 

¿Y qué son los créditos dudosos? Pues son aquellos que llevan más de 90 días sin ser pagados o los que se consideran poco probables que se cobren en su totalidad.

Por ejemplo: Tienes unos créditos totales por valor de 80.000 euros y dos clientes con problemas de pago, uno que lleva 100 días sin pagarte 2.500 euros y otro tiene una deuda de 4.500 euros. Crees que solo podrás recuperar el 60% de esa cantidad, por lo tanto, la fórmula sería:

Ratio de morosidad = (2.500 + 40% de 4.500) / 80.000 = 4.300 / 80.000 = 0.05375 = 5.38%

En este caso, la tasa de morosidad sería del 5.38%.

Los tipos de morosidad que existen

Hay diferentes tipos de deudores, que varían según el porqué de no pagar o la intención de hacerlo:

  • Morosidad eventual: Se tiene la intención de pagar, pero se carece de liquidez en el momento del vencimiento de la deuda.
  • Morosidad ocasional o circunstancial: Se quiere pagar, pero hay dificultades temporales que impiden hacerlo. Una vez que superan estos obstáculos, los morosos suelen ponerse al día con los pagos.
  • Morosidad profesional: A pesar de tener la capacidad económica para pagar, los morosos deciden no hacerlo y retrasan el pago lo máximo posible. No tienen intención de cumplir con la deuda. Para ello, utilizan todo tipo de subterfugios y artimañas, además de no tener posesiones ni nóminas embargables.
  • Morosos desordenados: Desean pagar, pero carecen de un control adecuado sobre sus finanzas. A menudo, no saben exactamente cuándo deben hacer sus pagos y no gestionan correctamente sus obligaciones financieras, aunque a veces muestran repentinos estallidos de responsabilidad y procuran ponerse al día.
  • Morosidad negligente: Al igual que los desordenados, los morosos que incurren en impagos no llevan un control de sus deudas, pero además no muestran interés en resolverlas ni se preocupan por cumplir con sus obligaciones.

Las consecuencias de la morosidad

No regularizar dicha situación conlleva unas consecuencias al respecto:

  • La principal consecuencia de la morosidad es la pérdida de confianza, tanto por parte de entidades financieras como de otras personas o empresas. Esto dificulta la posibilidad de establecer relaciones comerciales o contractuales. 
  • En el caso del alquiler, ser moroso puede implicar aparecer en el fichero de inquilinos morosos, lo que complica significativamente encontrar una vivienda, ya que los propietarios se mostrarán reticentes. 
  • En el ámbito económico, hay consecuencias graves: los bancos no concederán préstamos a quienes cuenten con un historial financiero negativo, y los proveedores de suministros pueden suspender el servicio a aquellos que mantienen deudas pendientes.
  • En algunos casos, se puede proceder al embargo de los bienes y la nómina del moroso para que este pague a sus acreedores.

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