Artículo escrito por Renta Sujto, Managing Director de eXp España
Desde la llegada del coronavirus a nuestras vidas, una de las frases más repetidas y que se ha convertido casi en un ‘mantra’ es la de que todo, absolutamente todo, va a cambiar tras la pandemia.
Si bien no cabe duda de que, cuando por fin venzamos al virus, muchas reuniones presenciales o viajes de negocios se verán reemplazados por sesiones de videoconferencia, o que ya no volveremos a considerar una extravagancia pedir a domicilio la comida de nuestro restaurante favorito, otros sectores serán seguramente más resistentes a la ‘nueva normalidad’.
Por ejemplo, seguiremos viajando de forma parecida, porque nada puede cambiar la sensación de subirse a un avión para ir a conocer un lugar nuevo, pero ¿qué va a pasar con la compra de vivienda, una decisión importantísima en nuestras vidas y un proceso tradicionalmente muy analógico?
Desde el punto de vista del mercado, la pandemia ha ejercido de tapón y ahora existe mucha demanda reprimida bien por las limitaciones a la movilidad, o, en general, por la incertidumbre asociada al covid-19, que ya están llevando a cabo búsquedas activas para comprar en un momento en que además las hipotecas están en unos parámetros razonables.
En esa dirección apuntan por ejemplo los últimos datos de la Asociación de Promotores y Constructores de España, según los cuales, en el primer trimestre de 2021, la venta vivienda aumentó un 1,5% respecto al mismo periodo de 2020: el inmediatamente anterior a la pandemia y en que la actividad económica se encontraba en máximos.
De hecho, las ventas en marzo de 2021 fueron un 37,6% superiores a las del mismo mes del año anterior, y las 92.936 adquisiciones formalizadas en su transcurso lo convirtieron en el mejor mes de marzo desde que explotó la burbuja inmobiliaria.
Así que, de un lado, es indiscutible que hay un gran apetito por comprar, y, del otro, también cambios de fondo en qué productos están más demandados y en cómo acceder a ellos.
Según datos de los Registradores de la Propiedad, el 20,4% de las viviendas que se vendieron en el tercer trimestre de 2020 fueron unifamiliares: una cifra inédita, porque la demanda de chalets nunca había superado la barrera del 20% en nuestro país. En paralelo, las búsquedas de viviendas con terraza aumentaron un 25% el año pasado, de modo que, tras el covid-19, la gente busca viviendas más grandes, unifamiliares o con espacios abiertos y para trabajar.
La forma de buscar esas viviendas también ha cambiado: en julio de 2020, entre voces que daban por superada la pandemia, las búsquedas de vivienda de obra nueva en Internet en Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia aumentaron un 48% respecto al mismo mes del año anterior, según el portal Idealista.
Así que, igual que hemos derrocado el tabú de comprar comida de restaurante o encargar nuestra compra diaria a través de Internet, la búsqueda de vivienda también va volviéndose cada más digital –sobre todo en una primera selección previa a una etapa en que sí resulta inevitable e imprescindible visitar físicamente las opciones que estamos valorando.
Todos estos cambios del lado de los consumidores, acelerados por la pandemia y con visos de permanencia, también han impartido cambios profundos para los agentes inmobiliarios. Estos ven, por ejemplo, que el marketing digital está cobrando una importancia cada vez mayor en detrimento de la publicidad convencional o el punto de venta físico: algo que permite abaratar costes a aquellos que mantienen todavía una oficina, pero que, sobre todo, baja las barreras de entrada al sector a aquellos que quieren participar en él con un modelo nativo digital.
Así que hoy los agentes enfrentan un contexto de ahorro acumulado, demanda reprimida, interés creciente en productos con buenos márgenes (chalets, terrazas...) y unas barreras de entrada al sector muy bajas gracias a una doble digitalización: la de los consumidores, y la del propio sector de la compraventa de vivienda.
En ese contexto, están irrumpiendo modelos 100% digitales como el de eXp. En nuestro caso, no de forma reactiva, sino desde la visión y convicción de que la compraventa de vivienda ha de adaptarse a los canales y expectativas de los consumidores del siglo XXI apoyándose en dos pilares: la digitalización y el empoderamiento del agente. Esa filosofía es la que nos ha permitido doblar nuestra red de agentes en el último año, hasta superar los 60.000 en todo el mundo, y la que nos hace estar confiados en nuestra implantación y rápido crecimiento en España.
En definitiva, en mis quince años de trayectoria nunca había visto un momento tan bueno y propicio para ser agente inmobiliario, y en que en el sector pueda establecerse una competencia sana y reñida de la que salgan vencedores los mejores vendedores, que deberán tener necesariamente un alma digital.
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