La arquitectura con perspectiva de género es uno de los temas centrales y de mayor interés entre las Administraciones y los grandes promotores. El sector inmobiliario no es ajeno a las nuevas demandas sociales y está poniendo cada vez más recursos en una tendencia, que, si bien en sus inicios era minoritaria, actualmente está revolucionando la forma de idear las viviendas y su entorno.
Un claro ejemplo de que se está dando cada vez más importancia a la perspectiva de género en la construcción es el decreto de habitabilidad del Gobierno vasco, presentado este verano, en el que se pretende rediseñar portales y estancias en viviendas nuevas para prevenir agresiones y desigualdad en las tareas del hogar.
Según explica a idealista/news Sandra Bestraten, Presidenta de la demarcación de Barcelona del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), se habla de perspectiva de género, ya que estas iniciativas han sido impulsadas mayoritariamente por mujeres, pero que a ella le gusta más referirse a estas como iniciativas de mejora de la vida cotidiana. “Estamos dando un enfoque a la arquitectura en el que todos hemos de hacernos corresponsables de nuestro cuidado, el de nuestros hijos, nuestros ancianos y nuestro entorno”.
Bestraten señala que la perspectiva de genero en el diseño de los hogares está cambiando las concepciones jerárquicas de los espacios. “Hay que entender que todas las habitaciones tienen la misma importancia. Los cambios de modelos familiares nos demandan que todos los espacios sean suficientes y equilibrados”, añade.
Según explica Bestraten, las viviendas han de ser versátiles, permitiendo una mayor multifuncionalidad en el uso de los espacios y una mayor adaptabilidad a distintas configuraciones de convivencia. Mientras en los años 60 y 70 las habitaciones de los hijos se utilizaban exclusivamente para dormir, actualmente, y debido a que la edad de emancipación cada vez es mayor, las habitaciones se utilizan no solo para descansar o realizar actividades de ocio como ver la tele, sino que también son utilizadas para estudiar y trabajar.
Asimismo, Bestraten habla del nuevo papel de la cocina en el hogar. “Lo que es importante es que la cocina tenga un lugar principal en la casa, dejando de ser un sitio pequeño y estrecho en el cual solo tiene cabida una persona. Actualmente se pretende que las cocinas sean más abiertas, que permitan a quien esté cocinado formar parte de la vida del resto de la casa y no a estar aislada del resto de la familia”.
En referencia a los espacios comunes de paso, señala que “para evitar lo máximo posibles agresiones, los vestíbulos han de tener buena visibilidad, suprimiendo los puntos negros y los recorridos oscuros”. También aboga porque los ascensores sean lo más transparentes posibles “no tan sólo para mayor seguridad de las mujeres, sino en beneficio de la seguridad de todos”.
Los espacios comunes como medicina contra la depresión
Bestraten pone el acento en el beneficio social que tiene la arquitectura con perspectiva de género. Los problemas de soledad no deseada, que sufren tanto la gente mayor, como cada vez más adolescentes, se podrían disminuir con una mejor utilización de las zonas comunes de los edificios. “Hay que recuperar el uso de las cubiertas para cuestiones como lavar o tender la ropa. Estos espacios para compartir favorecen las relaciones personales. No hay necesidad de que todos tengamos lavadora, pero todos tenemos necesidad de una vida social, tal como se ha hecho más que evidente en la crisis sanitaria del covid”.
Las normativas van hacia la sostenibilidad y eficiencia energética. Asimismo, en los concursos de arquitectura de vivienda ya se están pidiendo que los proyectos tengan criterios de género. La arquitectura y el urbanismo son muy importantes a la hora de garantizar la igualdad en los espacios tanto privados como públicos.
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