A David Rodríguez Caballero diseñar el trofeo de Madrid Open Tenis le ha abierto las puertas al gran público, pero lo cierto es que este escultor navarro afincado en Madrid es uno de los artistas españoles más reconocidos a nivel internacional. Con 30 años fue el artista más joven de la galería Marlborough, una de las más afamadas a nivel mundial.
Se dedica a la escultura principalmente, pero también a la pintura. Al final de los años 90 empezó a trabajar con los materiales siendo pintor, pero con unos materiales que no pertenecían a la disciplina pictórica para hablar de pintura. Y eso le llevó de una forma natural a la escultura, sobre todo al incluir el pliegue para hacer relieves en los metales.
Su obra parte de una abstracción geométrica en un principio, pero después ha ido derivando a diferentes propuestas. “Me gusta explorar temas que me sirven de inspiración, como por ejemplo el tema de la máscara. Determinadas cosas que en un momento dado son como una especie de pulsión de arranque para desarrollarlo y después, a través de un proceso de simplificación o reducción, llevarlo a mi campo y construir las esculturas que hago. Y el tema de la luz y la sombra también es algo muy presente en mi trabajo”, señala David Rodríguez Caballero.
Sus obras están expuestas en varios lugares. Por ejemplo, en estos momentos tiene una exposición en Barcelona, en la galería Marlborough. En EEUU hay una escultura en el jardín de un hospital de Northford, en Virginia. Y actualmente está trabajando en una exposición de obra pública para la ciudad de París.
Su vida está a caballo entre EEUU y España. En 1997 consiguió una beca y se marchó a estudiar a México durante un año y luego estuvo otros dos en Nueva York. Después volvió a España y al cabo de unos años regresó otra vez a Nueva York de la mano de la galería Marlborough y de una forma más consolidada como artista. “Nueva York es una ciudad que te mejora la obra, estás abierto a muchos ‘inputs’ culturales, sociales, a las mejores colecciones y a un nivel muy alto de exposiciones. Es una ciudad muy gratificante en el sentido de que te da mucho, pero también es una ciudad dura, te remueve y eso yo creo que es positivo para el trabajo. Yo creo que Nueva York mejora la obra de los artistas” sostiene Rodríguez Caballero.
Actualmente, cuenta con un taller en una nave industrial en Arganda del Rey (Madrid) donde tiene todo tipo de piezas escultóricas, de gran formato y piezas más pequeñas.
En el mundo del arte es muy conocido, pero para un público más amplio se dio a conocer el año pasado al diseñar el trofeo de Mutua Madrid Open que ganó el tenista Carlos Alcaraz. Le encanta la idea de regalar una pieza de arte a los deportistas y, de hecho, la idea es hacer una colección año tras año de diferentes trofeos. “Me parece que es muy interesante unir el arte con el deporte porque tiene muchos valores comunes en la forma de trabajo, en el estudio, la insistencia, la voluntad, la permanencia, etc.
El significado del trofeo es ‘Areté’, que en griego significa excelencia. Y su inspiración para diseñar el trofeo fue el triunfo de Rafa Nadal en el Open de Australia. “Un mes antes estaba cojo con muletas, que no podía andar y se hizo aun así con el trofeo. Entonces fue una inspiración para mí de este deportista que me parece increíble”, comenta David.
Navarro de nacimiento, madrileño de adopción
Aunque nació en Pamplona, de madre castellana y padre andaluz, estudió bellas artes en la Universidad de Bilbao y finalmente aterrizó en Madrid. Su vivienda de toda la vida se encuentra en el centro de la capital e inicialmente era un piso de 80 m2 que inicialmente utilizó de estudio. Por aquel entonces viajaba mucho a EEUU y esta casa que ahora ha puesto a la venta era para él “una especie de suite con cocina y con una cama y con un pequeño salón, pero me servía como de punto de anclaje dentro de España porque mantenía el estudio aquí en España mientras estaba en Estados Unidos y me servía para para estar tranquilo. Años después compré el piso de arriba, hice un dúplex y ya lo convertí en vivienda totalmente”, comenta el escultor.
Me encanta que esté en el centro de Madrid y sobre todo, que esté en este barrio tan histórico, donde en la esquina hay una iglesia del siglo XVII, está la historia de Madrid y la historia de España en estas calles. Y luego tiene una gran calidad a nivel de mercados y de tiendas.
A la vivienda le ha hecho un total de tres reformas para mejorar la envolvente y el aislamiento acústico y térmico. Cuenta con un home cinema, una chimenea y buen confort.
Para David Rodríguez Caballero esta casa es un refugio donde encuentra el silencio y la limpieza mental y física tras horas de mucho trabajo. “Esta casa para mí es un reducto de paz y de felicidad, de silencio y de estar tranquilo. Después de todos los viajes que hago y todo lo que me muevo, mi vida es muy agitada en ese sentido”.
En la actualidad, la ha puesto a la venta porque por motivos personales necesita otro tipo de vivienda. “Me da mucha, mucha pena porque le tengo mucho cariño, porque la he vivido mucho y ha pasado la transformación en las etapas que yo he pasado desde hace un montón de años”.
Rodríguez Caballero tiene un mensaje final para el potencial comprador de su vivienda: “es una casa llena de peculiaridades en el sentido de que te hace vivir de otra manera por cómo está distribuido el espacio, por cómo está pensado. Y es una casa que te hace vivir cómodo, que te da calidad de vida, no sólo por los materiales que tiene y por cómo se ha construido, sino por cómo se ha concebido. Que eso yo creo que es muy importante y de alguna manera el vivir así te da felicidad.
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