Fundó su estudio, Bueso-Inchausti & Rein Arquitectos, en 1983, y cuenta con proyectos en España, Rumanía, Suiza...
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Alejandro Bueso-Inchausti vive en un ático dúplex en un edificio que él mismo diseñó y levantó, por aquello de que el trabajo del arquitecto empieza imaginando, con lápiz u ordenador, según gustos, y termina en la obra cuando está finiquitada. Se da la casualidad de que en el barrio donde reside hay varias promociones realizadas por su estudio, Bueso-Inchausti & Rein Arquitectos, que se encuentra a muy pocos metros de su vivienda.

Nos recibe en su luminosa casa, en la que destacan los árboles del jardín, las numerosas obras de arte y la piscina, a la que el arquitecto es muy aficionado.

Alejandro Bueso-Inchausti
idealista/news

¿Si no hubiese sido arquitecto, qué habría sido?

Me apasiona y sí, volvería a ser arquitecto. La verdad es que desde niño siempre pensé ser arquitecto. Era buen dibujante de niño y tenía mucha facilidad para las matemáticas y adicionalmente, un hermano de mi madre, al que queríamos mucho, era arquitecto y lo teníamos muy idealizado. Pero tengo una enorme vocación docente y probablemente hubiera sido feliz siendo profesor de escuela, pero no de la escuela de arquitectura, sino de un colegio. Enseñar a niños. Supongo que a lo mejor lo tengo muy idealizado, pero es posible que la docencia sea mi vocación al margen de la arquitectura.

O sea, es usted una persona paciente porque para enseñar a niños hay que serlo...

Supongo que si se lo preguntas a mi mujer o a los arquitectos del estudio, probablemente te dirían que no tanto, pero creo que sí soy razonablemente paciente en las cosas que tengo interés, cuando tengo interés en algo sí tengo paciencia.

Estamos en su casa, ¿cuál es el rincón que más le gusta?

Casi todas las casas de la arquitectura contemporánea están diseñadas de manera que todos los espacios se utilizan mucho. Cada espacio de la casa tiene su momento. Yo tengo la disciplina, porque tengo afición por el deporte y tengo algunas lesiones, de hacer cierta una rutina todas las mañanas. Entonces tengo una pequeña zona de gimnasio y la piscina, que utilizo con mucha frecuencia. Si estoy con amigos, pues estoy más en la zona de salón.

Alejandro Bueso-Inchausti
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¿Y hay algún objeto fetiche?

Cuando un arquitecto termina una casa tiene una vocación minimalista de no llenarla de cosas. Con el tiempo, esta casa tiene ya más de 20 años, se van acumulando los objetos y la verdad es que uno no termina de retirarlos. No soy especialmente afectivo a cosas muy concretas, pero sí lo soy, por ejemplo, con determinados cuadros. Me gusta la pintura, como a casi todos los arquitectos, y me cuesta mucho comprarme un cuadro, porque para colocar uno tienes que descolgar otro. Si me dices el objeto que más me gusta, es un autorretrato de mi padre, que era un gran pintor. Era un pintor aficionado, pero un gran pintor. Y es un retrato que hizo justo después de una convalecencia de estar muy enfermo. Si me tuviera que llevar un solo objeto de casa, creo que me llevaría ese retrato.

¿Cuántos edificios han diseñado en Madrid?

Es un ejercicio que he hecho muchas veces pero no sabría decir. Hemos hecho muchos edificios residenciales, también centros docentes. Hemos hecho edificios de oficinas, por supuesto, pero sí que hemos desarrollado sobre todo proyectos residenciales en Madrid, dentro de lo que es la zona del centro de Madrid.

Alejandro Bueso-Inchausti
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Tienen varios edificios en Rumanía. ¿Cómo llegaron a ese mercado?

Fuimos a Rumanía hace 20 años aproximadamente, de la mano de un amigo al que le estábamos haciendo algunos proyectos. En principio fuimos como asesores de un proyecto importante. En aquel momento, a pesar de que había pasado casi 12 o 14 años desde la caída de Ceausescu, era un país muy parecido al que había dejado el comunismo y estaba poco desarrollado, la posibilidad de que un arquitecto local desarrollara un proyecto complejo y ambicioso era difícil, y fuimos para ayudar. Terminamos asumiendo la ejecución y la dirección del proyecto. A raíz de eso, nos invitaron a algunos concursos, entramos en contacto con algunos promotores locales y hemos hecho muchos proyectos en Rumanía. Yo creo que edificios terminados, tenemos ocho y ahora mismo, por ejemplo, estamos construyendo dos torres en una zona muy bonita de Bucarest, y otros dos o tres proyectos también en marcha. La verdad es que uno no elige dónde trabaja, sino que las cosas son siempre muy circunstanciales. Ese ha sido el caso de Bucarest.

En el año pasado se publicó el libro España fea. ¿Cree que España es más de construcción y menos de arquitectura? 

En España hay grandes arquitectos y prueba de ello es que internacionalmente el éxito de arquitectos españoles es enorme y los estudios internacionales que necesitan un gran número de arquitectos tienen vocación de fichar a arquitectos formados en España. No obstante, hay que distinguir claramente entre lo que es arquitectura y lo que es construcción. Durante muchos años hubo un boom de crecimiento demográfico y una necesidad de vivienda, y a pesar de que había grandes arquitectos, probablemente no se le dio todo el valor que la arquitectura debe tener. No obstante, diría que durante esa época de crecimiento, en los años 50, especialmente en los 60, se hizo muy buena arquitectura. Hubo un momento que se perdió esa vocación y esa puesta en valor del arquitecto y afortunadamente creo que se está recuperando. Pero creo que es culpa del propio colectivo de arquitectos: algo hemos hecho mal, no tenemos el reconocimiento que los arquitectos tienen en otros países. Cualquiera es capaz de nombrar actores, deportistas, grandes despachos de abogados, grandes figuras de la medicina y son muy pocos los que podrían citar arquitectos conocidos. Y supongo que eso es que algo estamos haciendo mal.

Alejandro Bueso-Inchausti
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Un edificio de Madrid que le guste mucho

Es comprometido decir un edificio. En Madrid hay muchos edificios muy buenos, pero a mí me gusta especialmente el edificio de Rafael de la Hoz padre, el edificio Castelar. Me parece un edificio extraordinario. Evidentemente, hay muchos otros, pero ya que me preguntas, ese el edificio que me hubiera gustado ser autor del proyecto.

Alejandro Bueso-Inchausti
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¿Se lleva el trabajo a casa?

Durante muchos años viví en el mismo edificio donde tenemos el estudio. En aquella época tenía un ascensor que comunicaba directamente, sin salir a la calle con el estudio desde mi casa. Y si, si bajaba a veces los fines de semana. Cuando estaba muy ilusionado con un proyecto, tenía la tentación de oye, en vez de leer o en vez de jugar una partida de ajedrez, bajo a dibujar. Y lo hacía. Tampoco abusaba, pero lo hacía. Hoy nunca me traigo trabajo a casa. Es verdad que tengo mucha vocación, me quedo hasta muy tarde. Es muy normal que mi mujer, que es arquitecto, me mande un whastsapp preguntando si voy a ir a dormir porque se me pasa el tiempo dibujando y no me doy cuenta.

Esa era una de mis preguntas, si es más de proyectar a lápiz o con ordenador.

Soy de las últimas generaciones que nos educamos dibujando y sigo proyectando y dibujando. No es que no me parezca que la tecnología no aporte nada, aporta mucho y ha sido un salto enorme cualitativo en el ejercicio profesional pero sí me parece que cada fase proyectual tiene unos recursos y un lenguaje que le es afín. Creo que el ordenador tiene una definición y una precisión que no es consecuente ni acorde con una fase inicial de proyecto. Entonces, nosotros seguimos haciendo todo lo que es el anteproyecto, la fase preliminar, a mano.

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