En los últimos años, los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) se habían consolidado como factores determinantes para la inversión en el sector inmobiliario. Sin embargo, en el contexto actual, los fondos de inversión parecen estar replanteándose sus prioridades. La rentabilidad, tradicionalmente el motor principal de las decisiones financieras, está recuperando su posición como criterio primordial a la hora de invertir en el mercado de oficinas, según indican diversas fuentes del sector.
Este cambio de enfoque no implica un abandono de los criterios ESG, sino una reestructuración de las prioridades. Los fondos de inversión continúan reconociendo la importancia de la sostenibilidad y la gobernanza en la gestión de sus activos, pero la rentabilidad vuelve a ser el factor dominante en sus decisiones. La volatilidad económica, la inflación y los cambios en las dinámicas laborales, como el aumento del teletrabajo, han llevado a los inversores a reevaluar la viabilidad de sus inversiones en oficinas.
Esta visión fue refutada por primeros espadas del sector inmobiliario como Ismael Clemente, CEO de Merlin, y Juan Velayos, ex-CEO de Neinor, en el último congreso de APCE en Málaga. La sostenibilidad hizo acto de presencia en muchas de las mesas redondas celebradas en el congreso. En este sentido, Clemente se desmarcó del discurso políticamente correcto y explicó la realidad que él vive en su día a día como CEO de una de las dos socimis más importantes del país. "La verdad es que ahora mismo los fondos de inversión ya no preguntan por los criterios ESG. Muchas firmas de inversión no podían invertir en activos que no tuvieran criterios de sostenibilidad y ahora la gran mayoría ha reculado en esa posición. Lo cierto es que ahora el primer criterio a la hora de invertir vuelve a ser la rentabilidad", explicó.
"Esto va de riesgo-retorno. Al fondo no le importa el ESG. La sostenibilidad será un péndulo. Ha pasado una época de mucha moda y ahora empieza a pasar menos. La sostenibilidad estará ahí a medio y largo plazo porque es imbatible, pero tendrá vaivenes", aseveró Velayos.
Los fondos, que hasta hace poco priorizaban la adquisición de edificios con certificaciones verdes y altos estándares de sostenibilidad, ahora se muestran más pragmáticos, aunque siguen priorizando este tipo de activos si entran dentro de sus números. "La rentabilidad vuelve a estar en el centro de nuestras decisiones de inversión", comenta un gestor de un fondo.
El desafío para los gestores de fondos es encontrar un equilibrio entre la necesidad de rentabilidad y la creciente demanda de los inquilinos por espacios de trabajo sostenibles y saludables. "El mercado ha madurado, y ahora se busca que la sostenibilidad no solo sea un valor añadido, sino que también contribuya a la rentabilidad a largo plazo", afirma otro directivo.
A medida que el sector inmobiliario de oficinas enfrenta retos como el aumento de la oferta disponible y la transformación de los modelos de trabajo, los fondos de inversión ajustan sus estrategias. En un entorno donde la rentabilidad ha vuelto a ser el faro guía, los inversores están seleccionando cuidadosamente los activos en los que apuestan su capital, buscando oportunidades que combinen un retorno económico sólido con un enfoque ESG que, aunque ya no sea la estrella, sigue siendo una pieza clave del rompecabezas.
La rentabilidad, en definitiva, ha retomado su papel protagonista, pero la sostenibilidad se mantiene como un criterio relevante, ya no como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar inversiones viables y resilientes en el tiempo.
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