Los ‘pisos verdes’ de Barcelona se rehabilitarán: los vecinos logran que se renueven sus pisos públicos de los años 70
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Can Baró fue, durante décadas, uno de esos barrios olvidados en la ladera del Carmel, en Barcelona. Lo que hoy son calles tranquilas y bloques con vistas privilegiadas, fue hasta los años 70 un asentamiento de barracas donde malvivían cientos de familias llegadas de otras partes de España. Entonces, las condiciones eran tan precarias que muchas viviendas carecían de agua corriente, electricidad o acceso asfaltado. Fue en ese contexto de urgencia social que el Ayuntamiento construyó los conocidos como "pisos verdes", un conjunto de viviendas públicas levantadas para realojar a las familias barraquistas. Medio siglo después, esos mismos edificios siguen en pie… y arrastrando muchos de los problemas de entonces.

Ahora, por fin, los vecinos han logrado lo que llevaban años reclamando: una rehabilitación integral de los bloques. El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado una inversión de más de 2,7 millones de euros para renovar cinco edificios de propiedad pública en la calle Francesc Alegre. En total, se actuará sobre 132 viviendas, todas gestionadas por el Institut Municipal de l’Habitatge i Rehabilitació de Barcelona (IMHAB). Las obras empezarán en 2026, pero su licitación ya está prevista para este año.

Los conocidos como "pisos verdes" (llamados así por el color original de sus fachadas) fueron una solución rápida y masiva para erradicar las barracas en zonas como el Carmel, Can Baró o el Guinardó. Se construyeron con materiales económicos y escasa previsión de mantenimiento, algo que con el paso de las décadas ha pasado factura. “Hay humedades, grietas, goteras, pérdidas de calor, y problemas de accesibilidad”, explican desde las asociaciones vecinales, que llevan años denunciando el deterioro progresivo de los edificios.

A pesar de que las viviendas son de titularidad pública, muchas de las familias que viven en ellas, algunas ya en segunda generación, han tenido que costear reparaciones por su cuenta. Por eso, el anuncio de la rehabilitación se ha vivido como una verdadera victoria en el barrio. “Es un primer paso después de mucho tiempo luchando”, resume una vecina.

El plan contempla actuaciones en cubiertas, fachadas, patios interiores y estructuras, así como mejoras en la eficiencia energética de los edificios. También se revisarán elementos de seguridad y aislamiento, con el objetivo de adecuar los bloques a las condiciones actuales de habitabilidad. Según fuentes municipales, la reforma no implicará ningún desalojo temporal.

Aunque Can Baró ha dejado atrás los tiempos de las barracas, el barrio todavía arrastra muchas de las heridas urbanísticas y sociales del pasado. Esta rehabilitación no solo es una mejora técnica: para muchos, representa el reconocimiento de una historia de esfuerzo, arraigo y dignidad.

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