Es uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes de las últimas décadas. Las estructuras se levantaron hace más de 11.000 años al sureste de Turquía
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El yacimiento, ubicado en el sureste de Turquía, cuenta con 11.000 años y está considerado como el primer templo del mundo.
Göbekli Tepe Wikimedia commons

Sobre una colina conocida como Göbekli Tepe (“colina panzuda” en turco) en el sureste de Turquía, se alza uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes de las últimas décadas.

No se trata de un asentamiento urbano ni de una ciudad, sino de una serie de estructuras monumentales levantadas hace más de 11.000 años, durante el Neolítico precerámico, que ha revolucionado todo lo que sabíamos sobre los orígenes de la civilización.

Panorámica del área excavada del yacimiento en 2010 desde el sur.
Panorámica del yacimiento Wikimedia commons

El santuario más antiguo del mundo

Las excavaciones del yacimiento iniciaron su andadura bajo la dirección del arqueólogo alemán Klaus Schmidt, el cual lo describió como el “primer templo del mundo”, un lugar de culto muy anterior a las pirámides de Egipto o Stonehenge en Inglaterra.

Para Schmidt y otros especialistas, Göbekli Tepe demuestra que la espiritualidad y la organización ritual precedieron a la agricultura y la vida sedentaria, invirtiendo la lógica que hasta entonces se aceptaba.

Las ruinas se han protegido con modernas estructuras y un centro de visitantes que acerca al público el asombro de estas piedras ancestrales.
Protección de las ruinas Radosław Botev

El yacimiento está formado por círculos concéntricos de enormes pilares de piedra caliza en forma de “T”, algunos de hasta cinco metros de altura y más de 10 toneladas de peso. Estas columnas sorprenden tanto por su tamaño como por sus relieves tallados, que muestran animales como zorros, jabalíes, buitres y serpientes, y símbolos abstractos. Se piensa que estas imágenes tenían un significado ritual o mitológico, aunque su interpretación sigue siendo objeto de debate.

Los pilares monolíticos cuentan con relieves zoomorfos como en este caso, donde se representa un toro y un ave.
Columna con toro Wikimedia commons

Lo más desconcertante es que, en una época en la que aún no se habían inventado herramientas de metal ni la rueda, comunidades de cazadores-recolectores lograron movilizar, tallar y levantar estas moles de piedra con una planificación y una cooperación social extraordinarias.

Por esa razón, Göbekli Tepe pone de manifiesto que los vínculos espirituales y religiosos pudieron haber sido el motor que impulsó a los primeros grupos humanos a organizarse y, en última instancia, a sentar las bases de la civilización.

Se estima que bajo la colina aún queda más del 80 % del sitio por explorar, lo que promete futuras revelaciones.
Un 80 % sin excavar Klaus-Peter Simon

Entre mito, arqueología y patrimonio

Las excavaciones han demostrado que Göbekli Tepe nunca fue usado como espacio doméstico; no hay restos de viviendas permanentes, pero sí que hay evidencias de banquetes colectivos, rituales y sacrificios. Los arqueólogos creen que pudo funcionar como un santuario de reunión para diferentes grupos nómadas de la región, un lugar de peregrinación donde se reforzaban lazos sociales y se compartían creencias comunes.

El yacimiento encierra, además, otro un misterio añadido: hacia el 8.000 a.C., las estructuras fueron enterradas intencionadamente bajo toneladas de tierra y escombros. No se sabe por qué ocurrió, aunque este hecho ha sido lo que ha permitido su conservación excepcional hasta el redescubrimiento moderno.

Hoy, solo una parte ha sido excavada; se estima que bajo la colina aún queda más del 80% del sitio por explorar, lo que promete futuras revelaciones.

Su valor patrimonial radica no solo en la antigüedad, sino también en el impacto que ha tenido sobre la comprensión de la prehistoria. Antes de Göbekli Tepe, se creía que los templos habían surgido tras la consolidación de sociedades agrícolas. Este hallazgo invierte la hipótesis: fueron los espacios rituales los que impulsaron la cooperación a gran escala y, con ella, el desarrollo de comunidades más estables.

Fotografía aérea que muestra las principales zonas de excavación del yacimiento.
Imagen aérea German Archaeological Institute - E. Kücük

Reconocido por la UNESCO y declarado como Patrimonio de la Humanidad en 2018 por ser un testimonio excepcional de la creatividad y espiritualidad humanas, Göbekli Tepe se ha convertido en un punto de referencia mundial. Además, Turquía lo ha protegido con modernas estructuras de conservación y un centro de visitantes que acerca al público el asombro de estas piedras ancestrales.

Más allá de la arqueología, Göbekli Tepe despierta una fascinación cultural y casi mítica. El espacio ha sido descrito como “el lugar donde nació la religión” y “la cuna de los dioses”, reforzando la idea de que en esta colina comenzó un nuevo capítulo de la humanidad: el paso de simples bandas nómadas a comunidades organizadas por un propósito común.

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