Historiador de formación y vocación. Apasionado de la cultura, la historia y el arte. Desde 2019, idealista/news me presta un espacio en el que juntar letras y que aprovecho para hablaros de temas como arquitectura, historia, derecho o economía.
En la vida, casi siempre pretendemos destacar sobre el resto en alguno de los aspectos que nos rodean. Estamos hablando de destacar en un aspecto positivo, resaltar que diría la RAE.
La desaparición del patrimonio arquitectónico supone una pérdida no solo de la historia del propio edificio, sino también de las historias y vivencias de su interior. Supone, además, la pérdida de una visión única de un paisaje construido o de un espacio urbano.
El estilo de la República Democrática Alemana se caracteriza, como toda la arquitectura comunista, por la sobriedad en su escasa decoración y con la omnipresencia del hormigón como material destacado y visible.
Imaginad un edificio formado por diversos bloques semiindependentes y apilados entre sí. Aunque podemos encontrar algunos ejemplos que lo llevan al extremo, no suele ser habitual encontrar edificios de esta planta.
Las catedrales y otros edificios religiosos hace tiempo que dejaron de ser los edificios más altos de las ciudades y, en muchas ocasiones, también los más emblemáticos.
El camuflaje ha servido, a lo largo de la historia de la humanidad, para asegurarse el éxito en la caza (o en la guerra). El ver sin ser visto. Y esto se ha puesto en práctica tanto en la ropa como en los refugios.
Para aquellos que no somos profesionales, cuando hacemos alguna foto a un edificio alto, muchas veces aparece distorsionado, con los ángulos superiores muchos más marcados de lo que realmente son.
La península de Setúbal, en Portugal, está flanqueada por dos estuarios. Al norte, el del Tajo, con Lisboa dominando desde la otra ribera, al sur, el del Sado, con la estrecha península de Troia cerrándola.
Recibe nuestras últimas noticias en tu correo electrónicoSuscribirse