Una simple casualidad (y cierta urgencia por la falta de planificación) convirtieron una polvorienta vivienda de un minúsculo pueblo de Colorado en la casa donde creció el recientemente elegido como el mejor personaje de la historia del cine, Indiana Jones. A principios de septiembre de 1988, con el rodaje de ‘Indiana Jones y la última cruzada’ casi concluido, Steven Spielberg aún no había grabado la escena en la que el joven ‘Indy’ llega a su casa y recibe la reprimenda de su padre, interpretado por Sean Connery.
En aquel momento el equipo se encontraba rodando la escena del tren de circo en el Cumbres & Toltec Scenic Railroad que une el estado de Colorado con Nuevo México. El tren iniciaba su recorrido en Antonino, una pequeña localidad en medio del desierto que contaba con apenas 700 vecinos. Allí se instaló el equipo de producción.
Dando un paseo por una de sus polvorientas calles, entonces sin asfaltar, se toparon con una peculiar casa en el número 502 de Front Street. Sin más opciones, y con la presión de terminar un rodaje que iba ya camino de los seis meses, decidieron que aquella sería la casa en la que el adolescente ‘Indy’ se convirtiese en Indiana Jones.
La grabación duró dos días. En apenas 48 horas, Antonino pasó de ser un pueblo olvidado al epicentro de una de las películas más exitosas de la historia reciente, para volver a ser un punto olvidado del mapa. Eso sí, el dueño de la casa de Indiana Jones decidió mantener el recuerdo de aquel sueño hollywoodiense –y de paso intentar ganar un dinerito– y reconvirtió la vivienda en un ‘bed & breakfast’.
El Indiana Jones Home B&B ofrece cuatro habitaciones temáticas con nombres inspirados en la película: el Santo Grial, los cruzados, Cortés o Coronado. Cada noche en el ‘hogar’ del profesor Jones cuesta unos 136 euros, aunque se puede alquilar pos semanas a razón de 469 euros por habitación.
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