Enclavado en el valla de Tena, este embalse rodeado de un entorno natural único también posee pueblos cercanos que valen la pena.
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pueblos cerca del embalse de lanuza
Embalse de Lanuza / Gregorio Puga Bailón from A Coruña, Spain, CC BY 2.0 Wikimedia commons

El Valle de Tena, situado en pleno corazón del Pirineo aragonés, es un destino que enamora a quienes buscan paisajes de montaña, naturaleza en estado puro y pueblos con encanto. Entre sus tesoros se encuentra el embalse de Lanuza, un espejo de aguas turquesas rodeado de cumbres y bosques. En sus alrededores, además, encontrarás pintorescas localidades que merece la pena visitar. Descubre los 8 pueblos cerca del embalse de Lanuza que debes conocer.

Lanuza

El pueblo homónimo y junto al embalse, con su privilegiada ubicación en pleno Valle de Tena, es uno de los más destacados. Este pequeño núcleo, completamente reconstruido tras quedar sumergido por el embalse, ha sabido reinventarse sin perder su esencia tradicional. 

Si te preguntas qué ver en Lanuza, en su núcleo encontrarás calles empedradas, casas de piedra con tejados de pizarra y vistas al pantano. Además, es conocido por acoger el célebre festival Pirineos Sur, que cada verano convierte el pueblo en un punto de encuentro cultural.

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Lanuza pueblo Pixabay

Sallent de Gállego

Sallent de Gállego brilla con luz propia por su inconfundible carácter pirenaico y su patrimonio histórico. Este encantador municipio es célebre por su emblemático puente medieval de piedra, que cruza el río Gállego.

Pasear por sus calles empedradas te permite descubrir la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Asunción, joya arquitectónica del siglo XVI, y disfrutar de un ambiente sereno donde la tradición y la naturaleza se entrelazan. Es también el punto de partida ideal para bañarse en Lanuza o realizar rutas de senderismo.

Sallent
Sallent de Gállego / By Rowanwindwhistler - CC BY-SA 4.0 Wikimedia commons

Panticosa

Este enclave pirenaico, famoso por su histórico balneario de aguas termales, invita a desconectar en un entorno de montaña único. El telecabina de Panticosa te acerca a los ibones de Asnos y Sabocos, dos lagos de origen glaciar rodeados de paisajes montañosos. 

Pasear por el casco antiguo de Panticosa, con sus casas de piedra y ambiente tranquilo, es una experiencia que conecta con la esencia de los pueblos del Valle de Tena y convierte cada visita en un recuerdo imborrable. 

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Panticosa / Kent Wang, CC BY 4.0 Wikimedia commons

Hoz de Jaca

Este pequeño núcleo, encaramado en lo alto de un promontorio, ofrece un miradores único de todo el Valle de Tena, desde el que se domina el embalse de Búbal y las cumbres pirenaicas que lo rodean. 

Además, aquí encontrarás la tirolina doble más larga de Europa, que te permite sobrevolar el valle en pareja. Es una localidad que te invita a paseos tranquilos por sus calles, en una parada imprescindible entre los pueblos bonitos cerca de Lanuza.

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Hoz de Jaca / Robot8A, CC BY-SA 4.0 Wikimedia commons

Tramacastilla de Tena

Muy cerca del embalse de Lanuza se encuentra este pequeño publo ubicado junto al mágico bosque de Betato, un lugar envuelto en leyendas y misterio. Desde Tramacastilla puedes acceder fácilmente al ibón homónimo, donde las aguas reflejan las cumbres pirenaicas. En su núcleo, la arquitectura tradicional, con casas de piedra y tejados de pizarra, se integra a la perfección en el paisaje.

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Tramacastilla de Tena / Willtron, CC BY-SA 3.0 Wikimedia commons

Piedrafita de Jaca

Piedrafita de Jaca ofrece unas vistas inigualables del embalse de Búbal y del Pico Peña Telera. Sus casas de piedra y tejados de pizarra, junto con su tranquila atmósfera rural, crean el ambiente perfecto para desconectar del bullicio.

Entre sus principales atractivos destaca el Parque Faunístico Lacuniacha, un espacio natural donde descubrir la fauna y la flora de la región. Además, es el destino perfecto tanto en verano como en invierno, gracias a su cercanía con las estaciones de esquí.

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Piedrafita de Jaca / Fierro1999, CC BY-SA 4.0 Wikimedia commons

Escarrilla

A orillas del río Gállego y rodeado de imponentes paisajes de montaña, es un destino ideal para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y actividades al aire libre. Su casco antiguo conserva la arquitectura tradicional del Pirineo aragonés, con calles empedradas y casas de piedra.

Gracias a su ubicación estratégica, a medio camino entre los embalses de Lanuza y Búbal, se convierte en una base perfecta para explorar lugares como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido o las estaciones de esquí de Formigal y Panticosa, situadas a pocos kilómetros. 

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Ayuntamiento de Escarrilla / FDV, CC BY 3.0 Wikimedia commons

El Pueyo de Jaca

El Pueyo de Jaca, situado a orillas del embalse de Búbal y rodeado por majestuosos picos pirenaicos, destaca por sus estrechas calles empedradas y casas de piedra. La iglesia románica de San Salvador y el puente colgante sobre el Gállego son algunos de los rincones singulares que ofrece.

Además de su atractivo pintoresco, El Pueyo de Jaca es un excelente punto de partida para los amantes del senderismo y las actividades de montaña. Desde aquí parten rutas que conducen a miradores y bosques, además de estar muy próximo a las estaciones de esquí de Panticosa y Formigal. 

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