
El que fuera hogar de uno de los matrimonios más conocidos de Hollywood, el formado por Ben Affleck y Jennifer Garner, ha vuelto a salir al mercado 12 años después, pero esta vez con un precio considerablemente superior.
En el año 2004, Garner compró esta increíble mansión de Los Ángeles, concretamente en el barrio de Brentwood, por 5,5 millones de dólares (4,8 millones de euros al cambio actual), aunque no fue hasta el año siguiente cuando Affleck se mudó.

Posteriormente, en 2009, la pareja decidió mudarse, por lo que se desprendieron de la casa sin que transcendiera el precio final. Sin embargo, lo que sí se sabe es que hace apenas un mes, esta misma vivienda volvió a salir al mercado por casi el doble: 9,5 millones de dólares (8,3 millones de euros).
Este precio no ha sido un impedimento para los nuevos propietarios, ya que tan solo transcurrieron siete días desde su publicación hasta su venta. Cabe destacar que los vendedores adquirieron la propiedad en el 2013 por 7,3 millones de dólares (6,4 millones de euros).

La vivienda también ha sido hogar de grandes ‘celebrities’ como la modelo Cindy Crawford o Rande Gerber, empresario que fundó la marca de tequila Casamigos con el mismísimo George Clooney. Además, la propiedad también ha sido utilizada como set de rodaje, ya que fue el hogar de la actriz Reese Witherspoon durante la grabación de ‘Home again’.

Estilo y diseño
Esta propiedad está rodeada de historia, color y vistas de ensueño, ya que es una auténtica joya arquitectónica de 1929, donde prevalece el estilo mediterráneo.
Con cuatro dormitorios y más de 370 metros cuadrados, esta residencia es el escenario perfecto para vivir una vida de película. El viaje comienza en su patio central, coronado por una fuente y una galería de arcos que te transporta instantáneamente a Andalucía.

Además, cada rincón está lleno de detalles vibrantes: desde los azulejos Saltillo y las ventanas en naranja óxido, hasta la espectacular escalera de ladrillo que da acceso a un patio trasero rematado con una chimenea de leña, lista para veladas inolvidables bajo las estrellas.

La paleta de colores (rojos, naranjas y rosas) se funde magistralmente con los suelos de madera ancha y los techos con vigas blancas, evocando una atmósfera cálida y acogedora.

Además, por si fuera poco, dispone de un jardín bordeado por verdes setos, con una piscina y una suite de invitados. También tiene parking privado.
En definitiva, más que una casa, es una experiencia mágica que celebra la vida, el arte y la tranquilidad.

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