Podríamos decir que es una arquitecta atípica ya que, sin perder de vista la disciplina que estudió, la aplica a un sector que de primeras parecería que no comparte nada con la construcción: el de la moda y así diseña prendas que están confeccionadas con materiales de construcción. Raquel Buj, fundadora de Buj Estudio, se define como artista, diseñadora de moda y arquitecta. Antes de su trabajo actual participó en varios estudios de arquitectura, como Buj+Colón, con Pedro Colón de Carvajal.
¿Cómo se vincula la arquitectura y la moda?
En realidad están muy unidas porque estamos hablando de segundas pieles. Tenemos nuestra propia piel como humanos, la piel que cubre nuestros órganos. Pero luego, como arquitectas, como diseñadoras, construimos y diseñamos pieles, segundas pieles en torno al cuerpo. Para mí este espacio podría ser una segunda piel en torno a nuestro cuerpo. Igualmente, esta prenda que llevo, que es como una arquitectura, una segunda piel más corporal. Me interesa pensar en esta idea de envolventes o de segundas pieles, porque son las que ponen en relación nuestro cuerpo con el entorno, con los espacios, con las otras personas. Y en ese punto conceptual veo esa relación.
¿Siempre quiso estudiar arquitectura?
Quería hacer algo que estuviera relacionado de alguna manera con el arte. Y para mí la arquitectura también puede ser arte. Que estuviera relacionado con el diseño, con la idea de proyectar y de relacionarlo también con los materiales. Siempre he estado interesada, incluso cuando hacía arquitectura, por otras disciplinas artísticas y de diseño.
Cuéntenos su trayectoria cuando termina la carrera
Primero monto un par de estudios de arquitectura y desarrolle ciertos proyectos, concursos, encargos privados. Siempre me interesó mucho la parte de los materiales, la parte de probar con las manos, las maquetas, la parte más matérica de la arquitectura. En el ejercicio de la profesión echaba de menos esta idea de poder tomar decisiones mientras las vas construyendo, cosa que igual con la arquitectura me resulta más difícil, porque al final es un ejercicio de proyección, de pensar unos espacios, diseñar, plantear unos planos…. El contexto de la arquitectura es como más amplio, un contexto político, un cliente, unas normativas... Entonces siempre me interesó acercar estos conceptos que había aprendido y todos estos intereses arquitectónicos como más al cuerpo.
Rescata materiales de arquitectura para convertirlos en prendas, ¿cómo se hace esto?
En el Samsung Innovation Project usé materiales de arquitectura ligera, por ejemplo, materiales de las fachadas, las láminas que se ponen entre los vidrios, materiales aislantes, térmicos o aislantes acústicos. Trabajamos con tecnologías de forma que con una fuente de calor hace que estos materiales se acoplen más al cuerpo. Pero sí, conceptos arquitectónicos, conceptos como la segunda piel, incluso arquitecturas animales como los nidos, etcétera fueron tomando más fuerza. La arquitectura sigue presente en mi trabajo, pero se ha ido transformando a nivel más conceptual. Me interesa mucho la idea de trabajar con los materiales del entorno, que ha estado siempre en la arquitectura primitiva, en otro tipo de arquitecturas. Me gustaría rescatarla para la moda que es una de las industrias más contaminantes, creo que tenemos que repensar los materiales y estas miradas laterales pueden abrir caminos o ayudar un poquito a seguir avanzando.
Háblenos de sus prendas, creo que tiene una muy versátil, que puede ponerse de varias formas...
Son trabajos algunos más de investigación experimentales, que unen arte, moda y la arquitectura. Pues como esta colección de nidos donde casi son espacios corporales en torno al cuerpo, pero luego hay prendas más ponibles como por ejemplo esta que llevo: el tejido está hecho de algas. Conceptualmente son unas prendas que para mí son envolventes, muy arquitectura, ya que varias de ellas tienen varios cuellos, te las puedes poner de distintas maneras más cerrada, más abierta, que caiga…
¿Cuál es el rincón de su casa que más le gusta?
Llevo en esta casa tres o cuatro años. Me parece muy bonita, el portal, el edificio tiene estas ventanas, estos espacios no rectangulares, estas ventanas grandes, estos enfoscados. Me parece de repente una casa romana. Este salón me gusta mucho y luego hay una habitación que tiene tres ventanas. Directamente tienes los árboles y por ejemplo, en pandemia, se posaban ahí muchísimos pájaros y era increíble porque les escuchaba y ese lugar me parece maravilloso, el tener las copas de los árboles aquí.
Pero comentaba que tiene previsto mudarse…
Estoy pensando en buscar un local que sea como taller vivienda, que tenga separado la investigación de materiales de la vivienda, pero que a la vez sea un espacio que me dé versatilidad porque trabajo en distintas escalas.
¿Cómo ve el acceso a la vivienda?
He notado una subida en los precios de alquileres bastante alta. Si por un lado los precios de vivienda suben y también los del alquiler y los sueldos no suben, pues esto supone un problema. Tengo varios amigos que optan por buscar recovecos, espacios vivienda y locales que a lo mejor aún no tienen la posibilidad de convertirse en vivienda y que los transformas en talleres-vivienda, pero me comentan que cada vez se está poniendo más difícil todo este tema. Creo que hay que flexibilizar la idea de vivienda, hacer viviendas más asequibles, incluso proponer otras opciones. Igual que también están cambiando los formatos de familia se deberían contemplar estos nuevos formatos de familia que van cambiando o son más flexibles. Una temporada estás con pareja, otra temporada no, una temporada puedes compartir… Cada vez hay más gente mayor que compartimos. El mercado tiene que contemplar esto, que haya opciones de compartir que estén muy bien, que sean agradables, que sean de calidad, que no sea siempre compartir un cuarto pequeño con una cocina.
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