Dejó su puesto de profesor en una de las escuelas de Arquitectura más renombradas del mundo para mudarse a una antigua fábrica de Murcia desde donde diseña y crea hermosas piezas de cerámica: por ejemplo, los últimos Soles Repsol son suyos.
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Lucía Martín (Colaborador de idealista news) ,
Luis Manzano
Luis Manzano

Luce un sol de justicia mientras nos dirigimos a una nave industrial en Puente Tocinos, Murcia. Nos dan la bienvenida en esta antigua fábrica dos perros bien simpáticos y también, un arquitecto (o ex arquitecto quizás) muy sonriente: Carlos Jiménez Cenamor, artífice de una marca de cerámica que cuenta con miles de seguidores en Instagram, Del amor y la belleza.

El recorrido profesional de Jiménez Cenamor es cualquier cosa menos convencional pero es que este adjetivo tampoco tiene que ver con su persona: se formó en arquitectura, trabajó con nombres muy conocidos como Izaskun Chinchilla, con quien se encargó del proyecto de remodelación del castillo de Garcimuñoz  y relativamente pronto empezó a dar clases en una de las escuelas de arquitectura más reputadas a nivel mundial, la Bartlett School of Architecture. Todas estas experiencias, sinsabores incluidos, le han hecho ser quien es hoy: un artista feliz que crea y diseña (los últimos Soles Repsol son cosa suya). ¿Cómo se da el salto desde el multicultural y ruidoso Londres a una nave entre limoneros en un pueblo de Murcia? Fácil: con mucha ilusión y ganas.

Carlos Jiménez Cenamor
Carlos Jiménez Cenamor en su estudio de cerámica idealista/news

¿Por qué estudió Arquitectura?

Quería estudiar una carrera artística, me interesaba muchísimo la biología marina, la arqueología, la botánica. Tenía dudas. Pero decidí finalmente por Arquitectura porque me parecía una carrera que involucraba muchísimas otras cosas. Es una carrera compleja de estudio en la que necesitabas desarrollar muchísimas destrezas.

¿Era lo que quería ser de pequeño?

De pequeño quería ser todas estas cosas que te he comentado. Yo, de pequeñito, no tenía juegos, no existían en mi casa porque yo era el último de los hijos, era el cuarto y  ya se habían cansado de comprar cosas. Pero sin embargo tenía ladrillos, muchísimo espacio, muchísimas herramientas, materias primas y me dedicaba a construir cosas o a excavar. Sí que desde pequeñito quise ser, entre muchas cosas arquitecto.

Se encargó junto a Izaskun Chinchilla, de la remodelación del castillo de Garcimuñoz.

Sí, terminé Arquitectura, fueron unos años magníficos. Izaskun Chinchilla fue una de mis profesoras, ella estaba becada en el GEP, el grupo de exploración proyectual con arquitectos como Andrés Jaque, Andrés Perea, Paula Montoya... Con Izaskun hubo muy buena sintonía. En un momento dado me dijo si me apetecía trabajar para desarrollar como colaborador el castillo de Garcimuñoz y yo dije por supuesto, un sueño. Hicimos el proyecto tanto básico como el de ejecución. Se paró muchísimas veces por cuestiones políticas de cambios y regeneraciones políticas en el gobierno. Y en 2008 empezamos a construir el proyecto, fue magnífico, una experiencia muy bonita. Aparte, he desarrollado otros trabajos tanto de urbanista como de arquitecto también.

¿Cuándo se va a Londres a impartir clases en la Bartlett School of Architecture?

Londres llega de manera completamente fortuita. Yo pensaba que me iba a ir a vivir a Brasil. Yo a Londres no me iba a ir nunca. Siempre nublado. Pero Izaskun me propuso participar en este proceso de selección de profesorado en Londres. Y dije, pues venga, nos presentamos. Y nos dieron el trabajo: Londres fue una experiencia de crecimiento personal enorme y también de empobrecimiento personal gigantesco. Mi sueldo como arquitecto era muy bajo en ese momento: el castillo de Garcimuñoz nos pagaban una vez por año. Por lo tanto, si tú tienes muchísimos ahorros es perfecto. Pero es que si no tienes, entonces no existe tu carrera como arquitecto. Ese fue mi caso. Muchos viajes, muchos vuelos cada dos semanas haciendo la supervisión de la construcción de las obras… Y empecé a trabajar como profesor, que tampoco me daba mucho dinero, porque en ese momento digamos que tú estás en Inglaterra con un contrato temporal. Pasaron dos años y empecé a tener más dinerete, empezaron a contratarme para muchísimas otras cosas más dentro de la Bartlett, les encantaba que era una persona pues muy exótica, latino que hablaba el inglés perfecto. En Londres empecé a realizar piezas tanto de ropa como de indumentaria, juguetes, juegos, cualquier cosa que te puedas imaginar. Fue muy divertido poder compaginar las dos cosas.

Carlos Jiménez Cenamor
Uno de los espacios del estudio de Cenamor idealista/news

¿Siente que se ha alejado de la arquitectura?

La arquitectura es un trabajo extremadamente duro. Creo que no está bien regulado el sistema de formación, es decir, los arquitectos estamos formados para hacer viviendas de calidad. Lo que ocurre es que los arquitectos no estamos en el mundo de la generación arquitectónica, esto no depende de los arquitectos, depende de los constructores que no tienen una formación específica en el campo pero su capacidad de acción es altísima. Y la nuestra como arquitectos es reducida. Si analizamos lo que nos rodea, calidad arquitectónica es un 1% de lo que se construye. Y después, es un entorno durísimo, el trabajo es durísimo y los sueldos…. Después de la liberalización de los baremos en 1996, han caído desplomados. Por lo tanto, sobrevivir como arquitecto de calidad realizando proyectos interesantes y relevantes es muy reducido. Por esos motivos dejo de hacer arquitectura.

Uno de los espacios del estudio de Cenamor
Uno de los espacios del estudio de Cenamor idealista/news

¿Y cómo llega a este pueblo murciano?

En un momento dado el Brexit, Inglaterra, se polariza la población... Te sientes inmigrante, que es algo que realmente es muy feo, sentirse inmigrante y en mi caso, desde el privilegio pero me sentí discriminado. Y mi amiga Carolina me dijo por qué no te mudas a Murcia. Ella tenía un espacio muy grande que iba a habilitar y yo podría empezar a trabajar, hacer talleres… Me compré una autocaravana y tengo todo este espacio maravilloso. Invito a la gente a que vivan una experiencia alternativa a lo que es vivir en el siglo XXI en una casa cerrada. Ese es mi mensaje.

Cerámica hecha por Carlos Jiménez Cenamor
Cerámica hecha por Carlos Jiménez Cenamor idealista/news

¿Qué aplica de la arquitectura a su trabajo como ceramista?

Creo que son procesos similares. Hay unas ideas que son las principales, hay unas formas y unas estrategias para llevarlas a cabo. Y luego hay pericia, una pericia que pasa o bien por el ratón asociado con tu mano, o bien las manos que hemos trabajado a lo largo de toda la carrera para construir cosas, desde maquetas hasta prototipos.

Afirma que no hay ciudad contemporánea bella en España….

Realmente hay muy pocos arquitectos que hayan podido crear obra en número y en capacidad de habitación tan grande como para decir que tienen un impacto en la gente. Tienen impacto en espacios públicos, esa calidad arquitectónica nadie la pone en duda, pero sí creo que en relación al parque inmobiliario español la calidad es ínfima. Solo tenemos que mirar la costa española, los espacios naturales, cómo se construyen los espacios urbanos recientes, no hay arbolados, en Madrid, Murcia o en entornos en los que las temperaturas en verano rozan los 50 grados, se sigue haciendo sin ningún cuestionamiento medioambiental, sin ningún cuestionamiento social ni tampoco de utilidad para el futuro. Las temperaturas que tenemos ahora son tórridas, pero las que vamos a tener dentro de 20 años van a ser más. Hay un desarrollo de la arquitectura centrado en la especulación inmobiliaria. Espero que en un futuro la perspectiva cambie. Por ejemplo, una de las cosas muy positivas que está pasando es que ya se considera que los espacios construidos ya son suficientes. Con renovarlos posiblemente ganemos más. Eso es un gran avance. Lo que hay que considerar ahora es qué tipos de acabados se realizan en los interiores para que la renovación futura no signifique un destrozo de materiales, sino que sea una oportunidad para reciclar.

Cerámica hecha por Carlos Jiménez Cenamor
Cerámica hecha por Carlos Jiménez Cenamor idealista/news

Creo que está haciendo unas baldosas para unas viviendas sociales en Cataluña...

Sí, para una vivienda de protección oficial en Barcelona. Es un proyecto increíble. El arquitecto es Josep Miàs, un arquitecto formidable. Ha renovado un edificio que durante muchísimos años fue ocupado por prostitutas. ¿Qué ocurrió? Barcelona decidió restaurar ese edificio y preguntó a esas personas si querían reinsertarse en la sociedad con otros trabajos y realojarlos durante el tiempo que fuese necesario para restaurar el edificio. El edificio ya se está restaurando, se va a acabar dentro de unos meses y todas estas mujeres van a ser inquilinas. La ciudadanía que tiene una situación de vulnerabilidad mayor, merece tener un foco, una atención y un cariño especial. Y estar involucrado en este trabajo es fascinante.

¿Qué es lo que más le gusta de vivir en este espacio?

Para empezar, que es un espacio, no es una vivienda, no es una nave industrial tampoco. No es un taller. Es muchas cosas. Es un huerto que tiene un cerramiento, que, por vicisitudes de la vida, ha ido desapareciendo y el viento, las estrellas, la luna, todos tienen un impacto en este espacio. Por lo tanto, lo que más me gusta de vivir aquí es que es un espacio y no un elemento diseñado para vivir.

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