Los gigantes españoles de la construcción se han adjudicado en los últimos diez años varios contratos de redes de alta velocidad en todo el mundo valorados en unos 9.500 millones de euros, prácticamente un 1% del PIB nacional. Su experiencia en la puesta en marcha del AVE nacional ha sido clave para ganar proyectos en Oriente Medio, Estados Unidos y Noruega.