Inviertes 50 euros y ya eres propietario de un inmueble. Éste es el eslogan principal de Housers, una empresa que se autodefine como “la primera plataforma de ‘crowdfunding’ inmobiliario de España”.
Housers no cuenta con la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), por eso la compañía se ha visto obligada a eliminar las siglas PFP (Plataforma de Financiación Participativa) de su denominación social. Es decir, legalmente no es un 'crowdfunding'. Además, su manera de funcionar es peculiar: sus dueños son administradores en varias de las sociedades propietarias de los inmuebles en los que animan a invertir. Pueden hacer pagos, adquisiciones, reformas de los inmuebles o, incluso, solicitar un préstamo hipotecario en nombre de la sociedad sin necesidad del visto bueno del resto de los inversores, lo que supone un conflicto de intereses y va en contra de lo que dice la Ley de Financiación Empresarial.
Las plataformas de financiación participativas han sido sin duda una de las mejores herramientas de financiación de nuevos proyectos y servicios en los años de crisis.
Pones 50 euros, haces clic y ya eres ‘propietario’ de un piso.
Housers, una compañía de microfinanciación para la inversión inmobiliaria, destinará 1,3 millones de euros para comprar cinco inmuebles en el centro de Barcelona. En Madrid la compañía adquirirá 28 inmuebles y en Valencia, cinco más.
En un momento como el actual donde los mercados viven en una montaña rusa constante muchos inversores han decidido buscar valores más seguros y estables como la inversión inmobiliaria.El problema de este tipo de inversiones siempre ha sido que los inmuebles en zonas de alta demanda de ciudades como
La Bolsa Social, una iniciativa pionera de 'equity crowdfunding' que ya tiene la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), nace con el objetivo de convertirse en el mercado de referencia para inversores y empresas que tengan un impacto positivo en la sociedad y
El joven arquitecto James Furzer, ganador de varios premios de diseño, ha lanzado una campaña de ‘crowdfunding’ para construir hogares temporales para las personas sin techo que se encuentran en Londres. Las 'casas' serán una especie de cápsulas que se 'pegan' a las paredes de los edificios.
Invertir en vivienda a través de internet y desde 500 euros.
¿Qué puede aportar a la sociedad un grupo de ‘ni-nis’ estadounidenses que ni estudian ni trabajan? Pues mucho más de lo que a simple vista podría parecer.
'Write-a-House’, una organización sin ánimo de lucro que se financia a través de ‘crowdfunding’, está decidida a recuperar las innumerables casas abandonadas de Detroit, reformarlas y ‘regalárselas’ a escritores para que puedan desarrollar su labor artística sin tener que preocuparse de pagar la hipoteca. Ya ha entregado la primera, la Peach House, a la poeta y artista Casey Rocheteau.
Hace aproximadamente dos semanas la imagen de un anciano desamparado, de mirada inocente y aspecto desaliñado se convirtió en viral a través de Facebook en Rumanía.
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