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Los contribuyentes navarros que viven de alquiler pueden deducirse el 15% de las cantidades pagadas, con un máximo de 1.200 euros anuales, siempre que se produzcan una serie de condiciones.

Por ejemplo, que las rentas no superen los 30.000 euros (el límite se eleva a 60.000 en el caso de una tributación conjunta), que aporte el contrato de arrendamiento y dos recibos de pago, y que el alquiler suponga al menos un 10% de las rentas que percibe. En Navarra no importa la edad que tenga el inquilino, una variable que sí influye en casi todas las autonomías.

 

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