“Todas las personas que nos dedicamos al estudio de Madrid sabíamos que los restos del Palacio de Grimaldi estaban ahí, lo que no sabíamos era que se encontraban en este estado tan óptimo”. Así explica Esther Andreu, la directora de las excavaciones de Plaza de España, cuál fue su sorpresa al ver los restos de la planta baja y los sótanos de este edificio histórico del último tercio del siglo XVIII.
Por entonces, Carlos III estaba concentrando todo el poder alrededor del Palacio Real y quería que su secretario de estado, el marqués de Grimaldi, tuviera una residencia cercana, así que le pidió al arquitecto italiano Francisco Sabatini que diseñara y edificara este palacio. De esta manera, se construyó el Palacio de Grimaldi, aunque curiosamente, este marqués no quiso vivir en él. Fue su sucesor, José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca, el primer valido que lo ocupó solo durante diez años. Le sucedió Manuel Godoy, el secretario de estado que vivió en él más tiempo y que lo reformó para convertirlo en un espacio suntuoso. De ahí que al edificio se le conozca también como el Palacio de Godoy.
En 1932, durante la II República, se decide ampliar la calle Bailén. “Para ello, el ayuntamiento manda tocar dos estructuras. Por un lado, demuelen el edificio de las antiguas caballerizas reales, que se ubicaba donde se encuentran actualmente los Jardines de Sabatini y, por otro, al Palacio de Godoy le da un corte, como si de una casa de muñecas se tratara, y se hace una fachada nueva imitando la original. Así la calle Bailén que era muy estrecha, obtiene la dimensión actual y el palacio pierde un tercio de su tamaño”, relata Andreu a idealista/news.
Los restos del palacio derribado se acumulan como escombros en los sótanos, por encima se adoquina la nueva calle Bailén y se colocan los raíles del tranvía. Esta es la razón de haber encontrado los sótanos del palacio en magnífico estado de conservación.
“Todas las salas de los sótanos están rotas por arriba. Hicieron estos boquetes para colmatar los sótanos con los escombros. Así lo rellenaban y podían establecer sólidamente la calle en su nivel más alto. Como se demolió, se rellenó y no se ha vuelto a tocar, los restos lo hemos encontrado en un estado bastante aceptable”, explica la arqueóloga.
Los restos se conservarán'in-situ'
El Ayuntamiento y la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid ya han anunciado que los restos se quedarán en su sitio y en torno a ellos se creará un centro de interpretación de la evolución de la ciudad.
“En este edificio se han fraguado cuestiones vitales de nuestro estado, nuestro país y de nuestra historia y no solamente hay que cuidar nuestro patrimonio porque sea artísticamente hermoso sino también por el valor simbólico e histórico que tenga”, esgrime Esther Andreu.
Así que, junto al actual Palacio de Godoy (o Grimaldi) reconvertido en la actualidad en la sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, los madrileños y turistas podrán disfrutar de estos restos que se integrarán en el nuevo proyecto de Plaza España y su entorno.
¿Cómo afectará a la obra?
El hallazgo no ha retrasado las obras de remodelación de la Plaza de España y solo supondrá un pequeño retraso en la construcción del túnel que llegará hasta Ferraz y que estaba previsto que se acabara para verano de 2021. Los cálculos hablan de un mes más de tiempo con respecto al proyecto inicial y también habrá un aumento del presupuesto ya que el túnel se ejecutará por el conocido como sistema ‘belga’ que permite la excavación bajo las ruinas al colocar primero un paraguas de micropilotes horizontales.
“Este descubrimiento patrimonial enriquecerá la ampliación de Plaza de España que cuenta con mucho verde y ahora además con un proyecto cultural nuevo”, afirma Andreu.
El trabajo de esta arqueóloga y su equipo ha sido ingente. La directora de las excavaciones de Plaza de España nos asegura que por cada mes excavando y sacando restos se consumen tres meses más de trabajo de oficina. “Una vez acabado de excavar ponemos etiquetas con numeración, son los llamados contextos. Cada muro, cada zócalo, cada estructura tiene un numero propio y lleva su correspondiente ficha con su fotografía, y una descripción minuciosa que recoge toda la información que podamos añadir. A esto le sumamos el diseño y dibujo de los planos y alzados de las estructuras. Esta información la cotejamos con el trabajo previo de documentación de archivo y así tratamos de reconstruir la fechas reales de construcción del palacio”. Una labor minuciosa y artesanal para que no se pierda nuestro pasado.
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