Spoiler: este artículo no incluye medida alguna para crear vivienda asequible, pues todo está ya hablado.
Ahora bien, me imagino que todos ustedes saben, después de repetir el concepto hasta la saciedad, cuál es la definición de vivienda asequible, o sea aquella que puede ser pagada, ya sea en compra o en alquiler, destinando como máximo el 30% de los ingresos de la unidad familiar.
Esta es la verdad, otra cosa es el momento inoportuno en el que la clase política adoptó el calificativo “asequible” como elemento esencial de sus discursos, iniciativas y redes sociales. Y aquí es cuando todo se pervirtió.
Y se pervirtió porque el político, con los 15 segundos que le dan para colocar su mensaje, necesita utilizar palabras fáciles e identificables para que nosotros, es decir, “el populo” las entendamos a la primera y por tanto conectemos con el mensaje.
Antes se hablaba de vivienda protegida, verdadera herramienta de políticas públicas de vivienda, pero ese calificativo tan 'boomer' ya nadie sabe lo que es, básicamente porque se la cargaron por inanición durante décadas.
Antes se hablaba de vivienda social, verdadera herramienta de políticas de vivienda pública, pero ese calificativo se considera despectivo y no reconocido por la clase media anestesiada a la que todo el mundo dice defender.
Por tal motivo, hoy, la clase política ha encontrado el chocolate del loro con la palabra “asequible”. Ahora bien, no tiene ni la más remota idea de cómo crearla para paliar el déficit de 450.000 viviendas que tiene este país. El Gobierno se ancla en sectarismos iliberales, se frena en la toma de medidas proactivas porque no quiere alimentar imaginarios “pelotazos” agitados por quienes les mantienen en el gobierno y se lía, se acaba liando porque no entiende que tanto la protegida, la social y la vivienda libre deberían tender a ser vivienda asequible.
La social sin duda lo es, con coste a los presupuestos generales de las administraciones públicas, bien. La protegida será cada vez más difícil si no se actualizan sus precios en relación con la inflación y se tiene que bordear la legalidad para conseguir sacarla adelante, así que, viendo este panorama, todo el peso económico para desarrollar cualquier proyecto urbanístico debe ser soportado por la vivienda libre, convirtiéndose directamente en un objeto de lujo por la imputación de cargas que no le deberían corresponder.
Y mientras tanto, seguimos permitiendo que nos sigan alentando con falsas promesas sin generar una sola acción positiva para ver esas supuestas viviendas asequibles necesarias.
Y ya no son solo acciones, necesitamos hechos, pero, claro, qué podemos esperar si el Ministerio de Vivienda ha ejecutado el 5,3% de su presupuesto anual a 1 de julio. ¿se imaginan que pasaría si en su empresa ustedes llevaran semejante porcentaje de ejecución? Pues eso.
Todo es perverso y a la vez por curioso que parezca, todo es admitido. Tan admitido que, convencido de ello, en los próximos actos otoñales del sector inmobiliario, se volverá a dar voz a aquellos políticos que hablarán de vivienda asequible y tras sus 15 segundos de gloria, seguirán machacando a uno de los principales agentes productivos de este país, el inmobiliario, y a la vez el único capaz de dar solución al principal problema para los españoles; la vivienda.
Eso sí, en esa oda al buenismo no me esperen, yo no estaré aplaudiendo ideas perversas, ya que estaré produciendo vivienda asequible.
Mariano Fuentes es arquitecto técnico e ingeniero, experto en innovación y emprendimiento. Exconcejal del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid y ahora de regreso al sector inmobiliario donde ha trabajado durante más de 20 años antes de su entrada en política.
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