El laberíntico expositor de las tiendas Ikea podría dejar de poner en riesgo cada sábado la integridad de las parejas en España. La firma sueca anunció en septiembre que daba su salto digital haciendo una prueba piloto de compra online en Valencia y Barakaldo (Vizcaya). Después del éxito, siguió su implementación en las tiendas de Barcelona, Madrid, Málaga y Valladolid, y ahora anuncia que extiende el servicio a ocho nuevos establecimientos: los de Jerez, Murcia, Sevilla y Zaragoza.
El nuevo servicio de Ikea ofrece la posibilidad de recoger la compra en tienda (click & collect), que supone un coste de 16 euros que sube hasta los 21 euros si la entrega del producto es en un punto de entrega.
La otra opción es recibirla a domicilio, con un precio mínimo de 55 euros. A partir de aquí, el coste crece exponencialmente en función del importe del pedido y de la zona donde se encuentre el lugar de entrega, siempre dentro de la región. Por ejemplo, para un envío de una compra de entre 3.001 y 4.500 euros, en la zona más alejada de la tienda, los gastos de envío alcanzan los 283 euros.
Siguiendo el objetivo marcado, el negocio digital estará activo en el resto de tiendas de España antes de finalizar el año. El gigante del mueble se distingue por un concepto de tienda que era inusual en el mercado español hasta su llegada en 1978, con su primera tienda en Telde (Gran Canaria).
Una tienda, a modo de espacios que representan distintas formas de interpretar un hogar, te seduce y te lleva hasta un almacén de grandes dimensiones lleno de cajas planas para el autoservicio. Un precio ajustado (por la reducción de coste como el transporte y el montaje), también, son el sello de la marca y su fama.
Todo ello, hasta ahora, era la fórmula del éxito Ikea y la casa sueca no necesitaba estar en línea con las grandes cadenas dando un servicio online. La red de tiendas que fueron abriendo en la península tenía la estrategia de estar a una hora en coche del 80% de hogares españoles. Pero ahora han querido atender a una parte del público que, o bien pueden no cubrir ese periplo o bien para atender a esos clientes ya seducidos que quieren la comodidad del click desde su casa. De esta forma, se vuelven accesibles a un rango del mercado que parecían tener abandonados.
No era que no quisieran estar en ecommerce, sino que Ikea buscaba cómo encajar su seña de identidad, sus tiendas, con ampliar su negocio a una expansión multicanal con nuevos formatos y manteniendo su esencia.
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