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Prohibir los pisos turísticos en Nueva York ahoga al turista: dispara los precios hoteleros un 56% desde 2022
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La Gran Manzana, destino icónico para viajeros de todo el mundo, se enfrenta a una transformación que podría alejar a los turistas con presupuestos ajustados. La reciente implementación de la Ley Local 18, que restringe drásticamente los alquileres de corta duración, ha provocado un aumento vertiginoso en los precios de los hoteles, convirtiendo a Nueva York en un destino cada vez más exclusivo. En los últimos 3 años, el precio medio de una habitación de hotel en Manhattan ha pasado de 320 dólares a casi 500 dólares, lo que significa un incremento de más del 50%.

Esto se debe a que el Ayuntamiento de Nueva York ha impuesto una de las regulaciones más estrictas de Estados Unidos sobre los pisos turísticos, lo que ha provocado una drástica caída de las viviendas disponibles en plataformas como Airbnb y ha generado un efecto colateral inesperado: una fuerte subida de precios en los hoteles. Dependiendo la temporada y el tipo de hotel, los precios ya están superando los 800 dólares por noche en muchas zonas de Manhattan.

Desde el 5 de septiembre de 2023, la ciudad aplica la Ley Local 18 (LL18), que exige a los anfitriones registrarse en la Oficina de Ejecución Especial y limita los alquileres de menos de 30 días a situaciones en las que el anfitrión resida en la vivienda durante toda la estancia y no aloje a más de dos personas. La medida, diseñada para frenar el auge de los alquileres turísticos en un mercado con tensiones de vivienda, ha tenido consecuencias inmediatas.

Prohibir los pisos turísticos en Nueva York ahoga al turista: dispara los precios hoteleros un 56% desde 2022
idealista/news

Según datos recogidos por Inside Airbnb, los anuncios de pisos turísticos se han desplomado desde más de 22.000 a finales de verano de 2023 a menos de 5.000 en la primavera de 2024. Esta reducción superior al 75% ha desactivado gran parte de la oferta informal que muchos turistas usaban para esquivar el elevado coste hotelero de la ciudad.

Sin embargo, aunque el objetivo de liberar vivienda para el mercado residencial parecía claro, el impacto sobre la asequibilidad sigue sin estar claro. Según un artículo publicado por Business Insider, el parque de vivienda de alquiler a largo plazo solo creció un 3,4% entre agosto de 2023 y agosto de 2024, muy por debajo del 15,4% registrado el año anterior. El precio medio del alquiler apenas se ha estabilizado en algunos distritos, mientras que en otros continúa al alza. Esto significa que la ley no ha ayudado en absoluto.

Lo que sí ha variado de forma significativa es la situación del sector hotelero. Con la desaparición masiva de alojamientos alternativos, los hoteles han visto dispararse su demanda y sus precios. En agosto de 2024, la tasa de ocupación alcanzó el 87% (frente al 67% nacional) y las tarifas subieron un 7% interanual, frente al 2% de media en EE.UU. Según datos del Wall Street Journal, el coste medio por noche en ciertos barrios céntricos supera ya los 900 dólares, y encontrar una habitación por debajo de 300 dólares se ha vuelto casi imposible en temporada alta.

Evolución de las tarifas hoteleras en Nueva York (2015-2024)

Para comprender el impacto de estas regulaciones, es esencial analizar la evolución de las tarifas hoteleras en Nueva York durante la última década, con datos de The Real Deal y The Walt Street Journal:​

  • 2015: El precio medio por noche en un hotel de Nueva York era de aproximadamente 276 dólares.
  • 2016: Se registró una disminución en las tarifas hoteleras, con un precio medio de 266 dólares por noche, una caída del 1,7% respecto al año anterior. Este descenso se atribuyó en parte al auge de plataformas como Airbnb, que ofrecían alternativas más económicas.
  • 2017: Las tarifas continuaron su tendencia a la baja, alcanzando un promedio de 224 dólares por noche en el primer trimestre, representando una disminución del 11% en comparación con el mismo período de 2014.  
  • 2018-2019: Aunque no se disponen de datos específicos en las fuentes consultadas, se observó una estabilización en las tarifas hoteleras, con fluctuaciones moderadas influenciadas por la oferta y la demanda, así como por eventos estacionales.​
  • 2020-2021: La pandemia tuvo un impacto significativo en el turismo global, y Nueva York no fue la excepción. Las tarifas hoteleras disminuyeron debido a la baja demanda, pero comenzaron a recuperarse a medida que las restricciones se levantaron y el turismo se reactivó.​
  • 2022: Se observó una recuperación en las tarifas hoteleras, acercándose a los niveles prepandémicos, impulsada por el retorno de turistas y eventos en la ciudad.​
  • 2023: Con la implementación de la Ley Local 18 en septiembre, que restringió los alquileres a corto plazo, la oferta de alojamientos alternativos disminuyó drásticamente. Como resultado, la demanda de hoteles aumentó, elevando las tarifas promedio.​
  • 2024: Según datos recientes, las tarifas hoteleras alcanzaron un promedio de 345 dólares por noche, con picos de hasta 420 dólares en septiembre. Durante la temporada navideña, las tarifas diarias promedio rondaron los 430 dólares, significativamente más altas en comparación con otras ciudades importantes. ​ 

El resultado es una ciudad que se ha vuelto aún más exclusiva para el turismo de clase media. Las familias y los viajeros jóvenes, que antes optaban por compartir apartamentos en Brooklyn o Queens, ahora se enfrentan a una oferta hotelera limitada y a precios prohibitivos. La alternativa está siendo el auge de mercados informales y nuevas plataformas que buscan sortear la ley, según New York Post, alimentando un circuito de economía sumergida que escapa al control municipal.

El Ayuntamiento, por su parte, defiende que la norma busca priorizar el derecho a la vivienda frente al lucro privado y que aún es pronto para medir su impacto real en el mercado inmobiliario. No obstante, ya hay voces que piden revisar la rigidez de la normativa ante las consecuencias en el ecosistema turístico y económico de la ciudad.

Lo que está claro es que Nueva York ha decidido frenar en seco el alquiler turístico. Y el experimento, pionero a nivel mundial por su escala y dureza, ofrece una lección compleja sobre el equilibrio entre vivienda, turismo y accesibilidad urbana.

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