Llámalo curiosidad… o simplemente espíritu cotilla, pero seguro que alguna vez has deseado saber cómo tiene decorado su piso tu vecino de arriba o de abajo. Al fotógrafo rumano Bogdan Girbovan no le ha hecho falta usar la manida excusa de la sal para colarse en casa de los otros residentes del edificio de 10 plantas en el que vive en Bucarest.
El resultado va desde el aspecto más actual (y descuidado) del propio apartamento del fotógrafo a decoraciones que no han cambiado ni un ápice en décadas y que parecen sacadas de los años de la dictadura comunista de Nicolae Ceaușescu.
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