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Un espectacular centro cultural de diseño a orillas de uno de los lagos más grandes de China
Christian de Portzamparc

En el año 2013, se iniciaron las actuaciones dirigidas al desarrollo del conocido como Wujiang Lakefront Masterplan. Con él, se pretendía ofrecer un nuevo destino ecoturístico fuera del gran Shanghái, aprovechando el impresionante entorno natural, apto para disfrutar de todo tipo de actividades culturales y de ocio. La ubicación del sitio en el lago Tai, el cuerpo de agua dulce más grande del este de China, influyó en todos los aspectos de planificación, diseño y orientación.

A lo largo de toda la costa de este lago, se han construido todo tipo de edificios, de muy distinta naturaleza. En la costa norte, más desarrollada, se puede encontrar instalaciones como un puerto deportivo, un hotel club de yates y un centro turístico. Al sur, un hotel familiar, un club corporativo y áreas naturales ofrecen lugares para la reflexión tranquila y actividades grupales. En la zona este, en cambio, destaca lo natural, con colinas onduladas que proporcionan el escenario para una pista de esquí seca y un parque de deportes acuáticos.

Uno de los últimos hitos alcanzados ha sido la finalización del nuevo Centro Cultural de la Bahía de Suzhou, diseñado por el arquitecto francés Christian de Portzamparc. “En 2013, a orillas del lago Tai, descubrimos la llanura desierta mientras apreciamos el plan de la ciudad futura. Luego se construyó tan rápido que nos sorprendió cada visita”, señala el arquitecto en referencia al anterior estado de toda la zona. Una zona que ahora, sin embargo, “está viva como un verdadero Manhattan de torres ordenadas según una cuadrícula de calles y avenidas bordeando un eje peatonal central en dirección al lago”.

El nuevo centro cultural destaca a primera vista por la cinta de acero y aluminio lo rodea.

Las dos alas que componen el edificio están unidas por una estructura metálica curva de 500 metros de largo, que se abalanza sobre ellas en forma de ocho y le confiere un aspecto muy característico, incluso desde la distancia. Además, sobre ella se ha creado un camino que sirve como mirador, desde el que se puede disfrutar de unas magníficas vistas de toda la ciudad y el lago.

“Es una cinta larga que se enrolla y pasa de un ala a otra en el techo y luego en el muro de la fachada, formando un ocho que cruza el eje peatonal a 40 metros de altura para enmarcar la apertura visual sobre el lago. Los dos bucles de la cinta cubren en el centro la explanada donde termina el eje peatonal sobre el lago. Este lugar central da acceso a las numerosas instalaciones de cultivo distribuidas en las dos alas, al norte y al sur de este eje”, señala el arquitecto.

En el interior, el ala norte del Centro Cultural de la Bahía de Suzhou contiene un gran vestíbulo que conduce a un teatro de ópera con capacidad para 1.600 personas. Este ala también incluye una sala modular de 600 asientos para espectáculos, un conservatorio de música y un cine.

El otro ala contiene dos museos, uno de los cuales está dedicado a exhibiciones históricas y el otro a la ciudad. Aquí también hay espacios educativos, un centro juvenil y un centro de conferencias para eventos públicos.

El Centro Cultural de la Bahía de Suzhou se completa con una variedad de cafeterías, restaurantes y espacios comerciales. Muchos de los espacios comerciales están ubicados a nivel del suelo donde la avenida pasa entre las dos alas, con la intención de atraer a los transeúntes.

El resultado final, sin duda, es espectacular, no solo por el edificio en sí, sino por el efecto que crea en el paisaje que le rodea, conectando agua, cielo y ciudad en un juego de reflejos que emanan de la cinta metálica. “Desde el eje urbano, la cinta se percibe en curvas y contracurvas. Sus líneas se elevan, cobijan, enmarcan el cielo y recuerdan las cintas utilizadas en el teatro tradicional de Suzhou”.

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