Los alquileres en Berlín se han elevado en cerca de un 11% a lo largo del último año, dato que se eleva hasta un 20% para inmuebles de nueva construcción, según registra el portal inmobiliario ImmoScout24. Esto supone un problema para una ciudad en la que el 85% de la población vive en viviendas alquiladas a largo plazo.
En la capital alemana el 'negocio' de los subarriendos, que dan escasa protección a los residentes y elevan el coste considerablemente frente al precio original, ya se han convertido en un porcentaje destacable del total de viviendas en alquiler en la capital alemana. Sin embargo, incluso este tipo de arrendamientos está sufriendo problemas de stock.
Cabe destacar que, según ImmoScout24, las viviendas más demandadas son aquellas de 60 m2 por unos 590 euros al mes. Aunque pueda parecer una ganga, encontrar una casa con estas características es misión imposible. Cada vez que aparece alguna en el mercado, en zonas como Berlín cuenta con cerca de 640 solicitudes al día, mientras en Colonia o Hamburgo alcanza las 200.
Esto hace que la mayoría de los anuncios duren unos pocos minutos, por lo que hacerse con una vivienda se ha convertido en un primer paso imposible para muchos. Las parejas son los inquilinos que más fácil tienen hacerse con un alquiler, ya que son los más apreciados por los propietarios. Tras ellos, se encuentran los inquilinos solteros, las familias, los padres solteros y los estudiantes.
La impotencia que genera un proceso que a veces parece frustrantemente arbitrario está llevando a que muchos lleven a cabo técnicas desesperadas para hacerse con alguna vivienda. Estos métodos buscan tener ventaja sobre otros posibles aplicantes a cada oferta, con unos berlineses que cada vez sufren más la extrema falta de stock.
No en vano, la desesperación está llevando a los inquilinos a aceptar condiciones no especialmente recomendables, como plagas de ratas, ventanas rotas o electrodomésticos estropeados. Cabe destacar el incremento de personas que ha decidido continuar conviviendo con sus exparejas.
Todas estas dificultades no hacen sino 'parar' la vida de los berlineses, que posponen sus planes de formar una familia o hacerse con una vivienda mejor. El temor a tener que enfrentar situaciones más complicadas en el sector de la vivienda ha hecho que muchos decidan mantenerse en su posición actual, al menos hasta que esta crisis inmobiliaria comience a revertirse.
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