La ciudad de Alberobello es conocida por los 'trulli' estructuras únicas, fáciles de desmontar, por un motivo
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Paisaje
Un paisaje muy estimulante Pixabay

Ubicado en los pintorescos paisajes de la región de Apulia, en el sur de Italia, encontramos un testimonio de ingenio y resistencia, que hizo de un tipo de arquitectura su seña de identidad. Nos referimos a Alberobello, una pequeña ciudad que surgió como una humilde comunidad agrícola en el siglo XVI, bajo circunstancias poco convencionales. Su existencia se debe al conde Giangirolamo Acquaviva, cuyo intento de engañar al gobierno dio lugar a su particular legado arquitectónico. 

Todo comenzó cuando el conde Acquaviva fue convocado ante la corte del Reino de Nápoles para justificar su falta de pago de impuestos sobre las viviendas dentro de sus propiedades. En un movimiento audaz, sostuvo que tales viviendas no existían y ofreció a la corte inspeccionar sus tierras. Así, antes de que los representantes de la corte pudieran llegar al lugar, el conde orquestó la demolición de estas viviendas y trasladó a los habitantes al bosque, a la espera de que acabase la revisión.

Vista de Alberobello
Un 'skyline' muy particular Pixabay

Tras la partida de la corte, satisfecha con la explicación del conde, se permitió que la gente regresara bajo una condición: solo podían construir viviendas que pudieran desmontarse rápidamente. Así nacieron los 'trulli'. Estas estructuras únicas, construidas sin mortero, consistían en ladrillos apilados y podían ser desmanteladas retirando el soporte central.

Hacer de la necesidad virtud

Durante siglos, Alberobello prosperó bajo el dominio feudal, sus habitantes dominaron el arte de construir y vivir dentro de los 'trulli'. Sin embargo, vientos de cambio barrieron la región en 1797. Empoderados por un nuevo espíritu de autonomía, los ciudadanos de Alberobello solicitaron al rey Fernando IV de Nápoles, hijo del popular rey español Carlos III, ser liberados de la servidumbre. Su petición fue concedida y Alberobello fue declarado un pueblo libre, leal a la corona.

Interior de un trullo
Un dormitorio en un trullo Wikimedia commons

Con las cadenas del feudalismo levantadas, los habitantes de Alberobello ya no temían la demolición de sus hogares. Sin embargo, no dejaron de lado el peculiar estilo arquitectónico de los 'trulli', honrando su herencia y preservando un símbolo de su resistencia contra la adversidad.

Aunque podemos encontrar algunos 'trulli' a lo largo del Valle de Itria, su mayor concentración y mejores ejemplos conservados de esta forma arquitectónica están en el pueblo de Alberobello, donde hay más de 1.500 estructuras de este tipo en los barrios de Rione Monti y Aja Piccola. Gracias a esa gran densidad de este tipo de construcción, Alberobello fue declarado Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1996.

 

Un ejemplo de la técnica de piedra seca 

Los 'trulli' son claros ejemplos de construcción en piedra seca de tipo voladizo, una técnica de construcción prehistórica aún utilizada en esta región. Estas estructuras presentan característicamente techos piramidales, abovedados o cónicos construidos con losas de piedra caliza voladizas. Se edificaron principalmente con piedra caliza rudimentaria, extraída del sitio durante la excavación de cisternas subterráneas y obtenida de campos y afloramientos rocosos cercanos.

Una calle del pueblo
Un ejemplo de tradición Pixabay

Sus paredes encaladas se erigen directamente sobre la roca caliza, empleando una técnica de muro de piedra seca, sin mortero ni cemento, con una doble piel y un núcleo de escombros. Presentan puertas y pequeñas ventanas, así como chimeneas internas y nichos empotrados en las gruesas paredes. Los techos, también de doble piel, constan de una piel interior abovedada de piedra, coronada por una piedra de cierre, y un cono exterior hermético construido con losas de piedra caliza voladizas, conocidas como chiancarelle.

Fachadas de trulli
Muchos se dedican a alojamiento turístico Pixabay

La estructura del techo se asienta sobre las paredes mediante simples esquinas, permitiendo la transición de la estructura rectangular de las paredes a las secciones circulares u ovaladas de los techos. Estos techos suelen presentar marcas mitológicas o religiosas en ceniza blanca y culminan en un pináculo decorativo que busca alejar influencias malignas o mala suerte. El agua de lluvia se recoge a través de aleros en la base del techo, desviándola hacia una cisterna bajo la casa. 

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