
BBVA quiere sumarse a la desinversión inmobiliaria con la venta directa de activos. Y es que el segundo banco más importante de España ha encargado a las consultoras JLL y CBRE que encuentren un comprador para su famosa torre en Bilbao, edificio que fue su cuartel general hasta finales de los años 80.
El objetivo de la entidad es embolsarse en torno a 100 millones de euros con el traspaso, que espera cerrar en este segundo trimestre aprovechando el apetito de los inversores por el ladrillo doméstico.
El inmueble tiene 21 plantas, sus casi 90 metros de altura le convierten en uno de los más altos de la ciudad vasca y posee una superficie de unos 24.000 m2, aunque su mayor atractivo es que tendrá como inquilino a la cadena de moda Primark, que va a ocupar una quinta parte del edificio con una de sus mayores tiendas en el mundo. La compañía ha firmado un contrato de arrendamiento de varias décadas, lo que se traduce en una buena noticia para el futuro propietario de la torre. El resto del espacio podría servir para oficinas o un hotel.
Este no es el primer edificio en propiedad que decide vender el banco. De hecho, ya traspasó la Torre BBVA de Madrid, el rascacielos situado en el número 81 del Paseo de la Castellana que fue su sede central durante años y hasta que en 2015 inauguró la nueva Ciudad BBVA en el norte de la capital. Además, en el pasado ha intentado varias veces desprenderse de la torre bilbaína, aunque nunca ha llegado a cerrar la venta.
Al margen de los activos, la entidad también está soltando lastre inmobiliario vía ventas de préstamos. Hace apenas un mes se conoció que ha puesto en marcha el ‘Proyecto Sintra’, que incluye 1.000 millones de euros en créditos dudosos. Con esta operación prevé reducir prácticamente a cero su exposición al ladrillo.
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