La isla principal tiene apenas unos 98 km2, fue descubiera en 1506 y pertenece al territorio británico de ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña
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Vista de Edimburgo desde el interior de la isla.
Edimburgo de los 7 mares The Official CTBTO Photostream

En medio del Océano Atlántico Sur, donde el mar parece interminable y la civilización más lejana, se encuentra Edimburgo de los Siete Mares, un diminuto asentamiento conocido por ser la población más remota del planeta, aspecto por el cual ha sido incluido en el Libro Guinness de los Récords.

La isla principal tiene apenas unos 98 km2, está dominada por el volcán Queen Mary’s Peak, cuya última gran erupción en 1961 forzó la evacuación temporal de la comunidad a Inglaterra, la cual retornó en 1963. La reconstrucción incluyó la reconstrucción del puerto (Calshot Harbour) y de la fábrica de conservas de langosta.

La isla Tristán de Acuña vista desde el mar.
Isla Tristán de Acuña Wikimedia commons

El último confín humano

Edimburgo de los Siete Mares está asentada en la isla principal del archipiélago autónomo de Tristán de Acuña, en el Atlántico Sur, perteneciente al territorio británico de ultramar Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña.

La isla habitada más cercana, es precisamente, Santa Elena, ubicada ya a más de 2.100 km. Mientras que las ciudades continentales más próximas se encuentran aún más lejos. Así, por ejemplo, Ciudad del Cabo en Sudáfrica está a alrededor de 2.800 km y Río de Janeiro en Brasil a más de 3.300 km.

Vista satelital de Tristán de Acuña.
Vista de la isla NASA

La isla fue descubierta en 1506 por el portugués Tristão da Cunha, el cual le dio nombre. Tras ello, durante dos siglos, los gobiernos franceses y neerlandeses consideraron tomar posesión de la isla, pero desistieron por no poseer zonas apropiadas para atracar.

En 1816, empezó a estar habitada de manera estable, cuando fue anexionada por la Corona británica. Llamado Fort Malcom, formó parte de una estrategia defensiva británica durante el exilio de Napoleón Bonaparte en Santa Elena, para que las tropas francesas no intentasen tomar por asalto la isla desde Tristán de Acuña. Fue en 1867, cuando recibió su nombre actual durante una visita del Duque de Edimburgo.

El gentilicio de sus habitantes es todavía más llamativo, heptathalassoedimburgués, que nace de tres raíces griegas: hepta (“siete”), thalasso (“mar”) y edimburgués (nacido en Edimburgo). Por tanto, es más que un nombre, es una declaración de aislamiento, comunidad y memoria histórica.

La pequeña gran comunidad del fin del mundo

Pese al aislamiento, Edimburgo de los Siete Mares cuenta con lo esencialoficina de correos, escuela, hospital, museo, supermercado, iglesias anglicana y católica, centro de reuniones y hasta una fábrica de conservas.

Su población de apenas unos 245 habitantes vive en un pequeño clúster donde todos se conocen; de hecho, conviven alrededor de 80 familias con apellidos comunes como Green, Hagan o Rogers.

Conjunto de casas de Edimburgo de los 7 mares.
Conjunto de casas Michael Clarke Stuff

El acceso al mundo exterior es extremadamente limitado. Solo un barco entre 8 y 10 veces anuales sale de Ciudad del Cabo con 12 plazas y tarda cerca de una semana en llegar, lo que condiciona el abastecimiento, la comunicación y la vida cotidiana en general.

A nivel social, todo se decide en comunidad. No hay partidos políticos: las decisiones se toman en reuniones del Consejo Insular. La economía se basa en la pesca de langosta, la agricultura de subsistencia y la elaboración de artesanías y sellos, exportados en pequeña escala. La comunidad es sorprendentemente autosuficiente y cohesionada, con gran sentido de pertenencia e identidad local.

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