Si nadie lo evita, detroit se enfrenta a una crisis humanitaria. En la ciudad estadounidense viven 700.000 personas de las que casi la mitad no pagan el suministro de agua y el mantenimiento del alcantarillado. Los precios se han disparado un 119% en la última década y cada vez menos familias pueden afrontar este servicio básico que a partir del 1 de julio volverá a subir un 8,7%
En bancarrota y con una deuda de 19.000 millones de dólares, lo mejor que se le ha ocurrido al ayuntamiento es cortar el suministro a todos los clientes que deban una cuota al departamento de aguas de la ciudad, que ya acumula un agujero de 118 millones de dólares
Desde el próximo lunes 3.000 personas se quedarán sin acceso a agua potable cada semana a no ser que regularicen sus impagos. Es decir, que antes de que termine el verano más de 36.000 familias no podrán refrescarse, lavar la ropa o ducharse
En detroit hay 179.000 contratos de suministro en viviendas activos de los que 83.000 tienen pagos atrasados, la mayoría pertenecientes a familias de escasos recursos que no pueden afrontar los 75 dólares que de media se paga mensualmente por el agua. La deuda media de estos hogares supera los 540 dólares
El drama en ciernes es tal que una ong, the blue planet project, ha publicado un informe en el que solicita que naciones unidas intervenga para garantizar el derecho fundamental del ser humano de acceso al agua
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