A las entidades españolas cada vez les resulta más difícil conseguir ingresos a través de los intereses de los préstamos hipotecarios que conceden.
Y es que el sector financiero se enfrenta a dos obstáculos que no solo les impiden sacar más rentabilidad a los créditos ligados a la vivienda, sino que además les lleva a recaudar mucho menos dinero a través de esta vía.
Solo en el último año, los ingresos obtenidos por los intereses de las hipotecas han mermado en unos 2.000 millones de euros, lo que se traduce en una caída interanual cercana al 23%.
Esta caída se fundamenta en dos factores: el primero, que la guerra por conceder nuevas hipotecas está reduciendo el tipo de interés al que el sector presta dinero para adquirir una vivienda y, el segundo, que todavía hay más familias que amortizan deuda que las que se hipotecan.
Como resultado, el stock hipotecario se está reduciendo y, con él, los intereses que consigue la banca a través de los intereses que le aplica.
Recordemos que, con el euríbor a 12 meses en mínimos históricos (la semana pasada ya puso un pie en terreno negativo), en el mercado hay hipotecas variables que ofrecen euríbor + 0,99%, mientras que existen hipotecas fijas con intereses por debajo del 2%, inferiores por tanto a la media histórica del euríbor.
Por otro lado, y según los datos del Banco de España, la deuda de las familias ligada a la vivienda sigue cayendo y ya está en mínimos de la última década. A cierre de 2015, los hogares debían 560.874 millones de euros, una cantidad 22.000 millones más reducida que a cierre de 2014 y la más baja desde octubre de 2006.
La consecuencia directa es que la banca apenas ya ni siquiera ingresa 8.400 millones de euros al año gracias a los intereses que aplica a los préstamos hipotecarios, una cifra que está lejos de los 20.300 millones que recaudó en 2011 o de los 16.400 millones que consiguió hace apenas dos años.
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