Roma ha cambiado el rojo y amarillo por el rosa, al menos a través del objetivo del fotógrafo húngaro Milan Racmolnar, que ha utilizado una cámara de infrarrojos para convertir la Ciudad Eterna en un curioso paisaje surrealista y onírico. La voluntad del artista, que ha expuesto sus trabajos en Nueva York y Londres, es "mostrar aquello que no pueden captar nuestros sentidos". Una visión distinta de la capital italiana alejada de la típica mirada del turista.
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