Los grandes inversores se muestran muy optimistas en el arranque de año. Y es que el sentimiento del mercado apunta a que el ladrillo seguirá siendo un polo de atracción del capital internacional durante los próximos meses.
Al menos, eso es lo que sostiene el informe ‘Tendencias del mercado inmobiliario en Europa 2018’ que han presentado la consultora PwC y el Urban Land Institute, en el que ambas compañías analizan qué países son los más interesantes para los inversores, qué tipo de activos están despertando su interés y qué nichos de mercado deben tener en su radar en el futuro.
Para empezar, el informe, elaborado a partir de cientos de entrevistas a bancos, fondos, inversores institucionales y compañías inmobiliarias, afirma que 2018 será un ejercicio igual de bueno que 2017, e incluso podría ser mejor.
Según Rafael Bou, socio de PwC, “las buenas perspectivas se apoyan en varios factores. Por un lado, las buenas previsiones económicas y políticas, la cantidad de liquidez que hay en el mercado y que el real estate sigue siendo una alternativa de inversión en un momento de bajos tipos de interés como el actual”.
Estos vientos de cola, presentes en Europa en los últimos años, han impulsado al sector inmobiliario comunitario, aunque no con la misma intensidad. Y es que cada país está viviendo un momento del ciclo diferente: mientras en algunos mercados el ladrillo ha entrado en la fase de madurez y vivirán un periodo de estabilidad, en otros tiene un gran potencial de crecimiento. Una máxima que se hace especialmente visible en el mercado de la vivienda.
¿Y en qué punto está España? Según los expertos, aún se encuentra en el momento bajo del ciclo, lo que significa que tiene recorrido al alza.
“El pico del ciclo residencial todavía está lejos, tanto en precio como en número de operaciones”, señala Leticia Fusi, director Iberian Real Estate del fondo Castlelake.
Su opinión la comparte el socio de PwC, quien sostiene que “la promoción de obra nueva ha estado prácticamente parada durante 10 años y los fondos nos ven como un país de oportunidades”.
En esa misma línea, Wolfgang Beck, CEO de la socimi Testa Residencial, insiste en que “los precios en España son comparativamente más bajos que en otros mercados como Alemania, Suecia, EEUU o Brasil, ya que nos encontramos en una fase diferente del ciclo. Para el capital extranjero, es el momento de invertir en el mercado de la vivienda”.
Según los datos del Ministerio de Fomento, el precio de la vivienda libre cerró el tercer trimestre de 2017 en 1.540 euros/m2, el nivel más alto desde 2012. No obstante, la cifra está mucho más cerca del mínimo de 2014 (1.455,8 euros/m2 registrados en el tercer trimestre de dicho año) que del récord alcanzado en la burbuja: a principios de 2008, por ejemplo, el precio superaba los 2.100 euros/m2. De cara a este año, organismos como Sociedad de Tasación o el servicio de estudios de BBVA prevén que el precio repunte en torno al 5%.
El estudio de PwC y Urban Land Institute no solo pone el foco en el residencial español, sino que sostiene que es uno de los sectores más atractivos para invertir en inmobiliario en toda Europa. En concreto, tanto el alquiler como la construcción de viviendas para su venta están entre las siete primeras apuestas del ranking en términos de inversión y desarrollo, aunque el primer puesto de la lista lo ocupa el sector logístico, aupado por el auge del comercio electrónico y la necesidad de las empresas de contar con grandes espacios para almacenar productos.
A esto hay que añadir el atractivo que tiene el mercado doméstico frente a los demás socios europeos. A pesar de que los expertos aseguran que el sector inmobiliario comunitario se divide más bien en ciudades que en países, lo cierto es que España es, junto con Alemania, el único que posee dos urbes en la lista de las 20 preferencias de los inversores de cara este año.
Madrid, por ejemplo, se sitúa en quinta posición gracias a las perspectivas económicas y al potencial de crecimiento de las rentas, mientras que Barcelona ocupa el undécimo puesto de la clasificación, que está liderada por Berlín, Copenhague y Frankfurt. En cuarta posición está Múnich, mientras que Hamburgo se encuentra en el sexto puesto. Así pues, Alemania se perfila como el mercado de referencia este año, con cuatro ciudades entre las seis más atractivas; seguido de España.
Más gestión, reposicionamiento y activos alternativos
Además del tirón de la vivienda y el sector logístico, el estudio deja entrever que el reposicionamiento de todo tipo de activos y la búsqueda de inversiones que ofrezcan buenas rentabilidades son otras dos tendencias que veremos este año en el mercado inmobiliario europeo.
Y es que más del 70% de los inversores confiesa su preocupación por la falta de activos prime y hasta el 80% asegura que se ve obligado a tomar más riesgos de los que querría en su inversión con tal de obtener un buen rendimiento.
En concreto, y como ya sucedió en 2017, hay un interés creciente en residencias de estudiantes, residencias de mayores y hoteles, por la oportunidad que se deriva de las tendencias demográficas y su atractivo en términos de rentabilidad. Así, añade el estudio, “más de la mitad de los encuestados dice estar considerando invertir en este tipo de producto”.
Por otro lado, y ante la escasez de productos prime en las zonas con más demanda, muchos ‘players’ podrían cambiar el uso de algunos activos para crear nuevos y sacarlos al mercado.
El estudio también pone sobre la mesa otra tendencia más: en el Viejo Continente se está imponiendo una nueva concepción de lo inmobiliario, donde la creación de valor va más allá de los propios activos para centrarse en la gestión, para dar un servicio al cliente. Así lo consideran dos de cada tres encuestados.
“Hemos vivido un periodo de crecimiento del valor de Real Estate muy financiero, ligado al incremento de los precios de compra, que puede tener un recorrido limitado. Por eso, ahora los inversores valoran y buscan equipos gestores que les permita incrementar ocupaciones y rentas de sus activos inmobiliarios que, ante la falta de oferta, sean capaces de realizar estrategias de inversión alternativas complejas como la promoción o el reposicionamiento”, concluye el socio de PwC.
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