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Filomena
GTRES

Recientemente el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha publicado los indicadores de pobreza energética correspondientes a 2021, que aunque, en general, reflejan una evolución positiva, inciden en una problemática cada vez más común: el aumento de las viviendas con temperatura inadecuada en invierno.

Si bien los resultados del análisis realizado muestran una mejoría en los indicadores de gasto desproporcionado, retraso en pago de facturas de suministros de la vivienda y pobreza energética escondida (las familias tienen un gasto energético inferior al que deberían, no alcanzando así niveles de confort), resulta desfavorable la pobreza relacionada con la capacidad de los hogares de mantener una temperatura adecuada en la vivienda. Este indicador se incrementa en 3,4 puntos con respecto al año 2020 y si analizamos su evolución para el periodo 2018-2021, el aumento es de un 5,2%.

Los datos reflejan que 6,8 millones de personas no son capaces de mantener una temperatura adecuada en su hogar durante el periodo invernal. Si buscamos las causas, el propio informe señala que “parece razonable que la borrasca Filomena que azotó todo el país al inicio de 2021, junto con el inicio de la crisis de precios energéticos especialmente preocupante desde el inicio del otoño, han podido llevar a los hogares más vulnerables a restringir el uso de energía como medida de precaución para poder hacer frente al pago de sus facturas”.

Según Green Building Council España (GBCe), apoyándose en los datos del informe del Miteco, el porcentaje de población que sufre una temperatura inadecuada en sus viviendas subió de forma abrupta, de un 10,9% en 2020 a un 14,3% en 2021, cuando las tarifas eléctricas se dispararon de manera descontrolada en España y en toda la Unión Europea por culpa del encarecimiento del gas. Por lo tanto, estos datos no tienen en cuenta la subida del 80% que sufrió el precio de la electricidad en 2022.

Pero más allá de estos factores encontramos que están relacionados con el estado del parque edificado español. Es innegable el impacto que tienen los edificios en la demanda de energía, y si bien las nuevas edificaciones ya se diseñan con criterios de consumo de energía casi nulo conforme al Código Técnico de la Edificación (CTE), el parque existente se ha convertido en un depredador de energía.

Juan López-Asiain, director del Gabinete Técnico del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), señala que “en los edificios nuevos, con la normativa actual, el sector poco puede hacer más, donde cabe trabajar y mucho es en las más de 13 millones de viviendas en España que no cuentan con ninguna medida pasiva de ahorro energético (aislamiento) y, en este sentido, los fondos Next Generation son una gran oportunidad, que las Comunidades Autónomas deben agilizar y promover más de lo que están haciendo hasta ahora”.

Cierto es que en la actualidad se construyen edificios que van a necesitar muy poca energía para climatizarse, por lo que el problema de la eficiencia energética suele estar ligado a lo ya construido y, concretamente, a los sectores más vulnerables. “Son estos quienes sufren y padecen la pobreza energética y quienes menos se pueden permitir abordar los cambios que se necesitarían hacer en las viviendas. Por eso, mitigar la pobreza energética está ligado, sí o sí, a las ayudas, que deben centrarse en estos sectores vulnerables”, considera Paula Rivas, directora Técnica de Green Building Council España (GBCe).

 La vulnerabilidad de los ciudadanos es clave para entender el alcance de la pobreza energética. En este sentido, el papel principal del sector de la construcción en la erradicación o prevención de esta problemática pasa por impulsar soluciones que garanticen la mayor protección posible de las personas.

“La asequibilidad de las soluciones planteadas y la facilitación en las vías de financiación son condiciones indispensables cuando se trata de personas en situación de vulnerabilidad. El sector debe ser capaz de adaptar el abanico de soluciones para proporcionar la mejor protección posible a precios asequibles”, argumenta José Luis López, consultor experto en Pobreza Energética. “Además”, insiste, “debe ser un facilitador para proporcionar fórmulas de financiación que contemplen desde la cobertura total de la actuación, como ya contemplan subvenciones provenientes de los Fondos Next Generation, hasta fórmulas que contemplen condiciones de pago adaptadas para que un colectivo poblacional con una capacidad de pago muy reducida sea capaz de asumir el coste de las actuaciones. De alguna forma, se trata de democratizar la eficiencia energética haciéndola accesible para todos”.

Junto con Ecodes, El Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) ha publicado la guía de Recomendaciones para la rehabilitación energética en hogares en situación de vulnerabilidad y, entre otros consejos, se contempla la necesidad de establecer unos objetivos mínimos de rehabilitación de viviendas de población en situación de vulnerabilidad y partidas reservadas anualmente para este fin, junto con esquemas de ayudas y financiación que respondan a las realidades que afrontan estos hogares. También se recomienda la puesta en marcha de programas de ayudas a la rehabilitación dirigidos especialmente a la población en riesgo.

Y es que, en España, el mayor porcentaje de población susceptible de encontrarse en situación de vulnerabilidad vive en régimen de alquiler en el parque público de vivienda. Por ello,   Marta Vall-llossera, presidenta del CSCAE, considera que los fondos europeos no solo constituyen una oportunidad histórica para impulsar la puesta a punto integral que necesita nuestro parque edificado, sino para que las Administraciones Públicas a todos los niveles aborden, de forma específica, la rehabilitación de su parque público de vivienda, aplicando soluciones integrales e innovadores que apuesten por la calidad arquitectónica como garantía de bienestar y condición sine qua non para avanzar hacia una sociedad más justa.

Cómo erradicar la pobreza energética desde la edificación

Pero ¿cómo y a través de qué herramientas puede el sector de la construcción mitigar la pobreza energética en los edificios ya construidos? Para Daniel Cuervo, director General de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) y secretario General de APCEspaña, “es necesario el cambio de instalaciones por fuentes de energía renovables que supongan una reducción del consumo del edificio de cara a reducir las emisiones”. “En este sentido”, dice, “es importante actuar en la envolvente, cubiertas y cerramientos junto con una sustitución de energías como el diésel por geotermia, aerotermia, placas fotovoltaicas...”

Miguel Pinto, director gerente del Clúster de la Edificación, opina que hay dos maneras de mejorar la problemática de la pobreza energética: disminuyendo el consumo energético del edificio y cambiando hábitos de los ocupantes. “El primer caso implica que el edificio necesite menos consumo energético para mantener buenas condiciones de habitabilidad. Entre otras actuaciones, esto supone, principalmente, mejorar el aislamiento de fachadas y de cubierta. Algo especialmente importante en edificios anteriores al CTE ya que la obra nueva debe cumplir unas prestaciones bastantes elevadas”, destaca.

No obstante, cambiar los hábitos de los ocupantes suele ser más retador, añade Pinto, “aunque en casos extremos ya se han dado de forma autónoma. Nos referimos a abrigarse más o menos con el objetivo de poder disminuir el consumo energético en climatización, evitar ventanas abiertas por donde se pierden calorías, aprovechar las tarifas valle para el mayor consumo de otras instalaciones, etcétera”.

En este contexto, y tal y como recoge la hoja de ruta del proyecto Building Life para la descarbonización de la edificación, una rehabilitación en profundidad que garantice el buen estado de los edificios se presenta como la solución más efectiva y estructural a largo plazo contra la pobreza energética, que afecta a un 25% de los 17,5 millones de hogares en España en la actualidad —tal y como se desprende de la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (ERESEE)—.

La pobreza energética afecta, según algunos estudios, a un 8% de la población en España, pero estos datos son previos a las subidas desorbitadas del coste energético, con lo que el porcentaje de la población que no mantiene sus casas a una temperatura adecuada es, con seguridad, dicen los expertos, mucho mayor actualmente.

“Es un tema que afecta de forma muy importante a la salud de las personas, sobre todo a las personas mayores, pudiendo provocar exceso de mortalidad estacional en las olas de frío y de calor, aumento de la prevalencia de enfermedades como infecciones respiratorias, asma, alergia y problemas relacionados con la humedad, mayor riesgo de infarto agudo de miocardio y accidentes cerebrovasculares, agravamiento de los procesos reumáticos y una posible asociación a ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental”, mantiene López-Asiain.

Luis Mateo, director General de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat), considera que los problemas de salud se agravan en aquellas personas que habitan edificios construidos antes de la entrada en vigor en 1980 de la normativa de aislamiento térmico en los que la falta de elementos de aislamiento puede propiciar enfermedades respiratorias, cardiovasculares o, incluso mentales.

“Desde Andimat queremos recordar que aislar correctamente los edificios y viviendas, es la medida más eficaz para reducir sus necesidades de energía y ganar en confort. Por eso instamos a dar un mayor impulso a la rehabilitación del parque edificado, como solución prioritaria para reducir la pobreza energética en los hogares españoles”, asegura Mateo. Si bien la principal herramienta de que se dispone son los programas de rehabilitación energética, este experto cree que deberían de tener un apartado específico para hogares en situación de pobreza energética, pues “si estas familias no tienen recursos para pagar la calefacción, no podrán afrontar la rehabilitación de su vivienda o comunidad de propietarios por mucha ayuda o subvención que haya”.

¿La pobreza energética está en la agenda del sector?

Con todo, y aunque cabe pensar que la pobreza energética está en la agenda del sector, todavía se cuestiona. “Está en la agenda de las administraciones. El Miteco tiene la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, pero el sector no tiene la pobreza energética en la cabeza. Aún no es rentable en términos económicos, por lo que la administración debe ayudar a que empiece a serlo. En este punto, volvemos al principio: son fundamentales las ayudas”, explica la directora Técnica del GBCe.

“En lo que sí está avanzando mucho el sector es en implementar medidas de eficiencia energética. Cada vez más los promotores son conscientes de que sus edificios deben ser eficientes energéticamente. Esto lo hacen más bien por construir mejores edificios, no tanto por erradicar la pobreza energética”, cree Paula Rivas.

Daniel Cuervo opina, en cambio, que el sector es consciente de lo que supone la huella de carbono en la actividad y posterior vida del edificio siendo más exigente que lo marcado por la propia normativa.

Mientras, crecen las regiones con un mayor porcentaje de su población con temperatura inadecuada en sus hogares (todas por encima del 15%), como son la ciudad autónoma de Ceuta (con un 33,3%), la Región de Murcia (21,4%), la ciudad autónoma de Melilla (18,8%), Andalucía (18%), Extremadura (17,6%), Canarias (16,7%), Cataluña (15,9%) y la Comunidad Valenciana (15,5%).

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