La primera impresión es la que cuenta, dicen. Por eso es primordial que el recibidor de tu casa sea acogedor y te decimos cómo conseguirlo echando mano del Feng Shui.
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El Feng Shui es ese arte milenario que te permite tener mayor bienestar equilibrio y armonía y por supuesto, todo eso, se puede aplicar a tu casa y a sus distintas estancias. Y el recibidor es una de ellas, la primera que vemos nada más atravesar la puerta de la calle. Tal y como se recoge en el libro El pequeño libro del Feng Shui, de Astrid Izquierdo (Alienta Editorial), recibidor viene de “recibir” y es el lugar de la casa de las primeras impresiones, o sea, lo primero que ve el visitante a tu hogar.

Cuando uno tiene un recibidor bien hermoso, espacioso y luminoso, no se necesitan de grandes consejos para sacar el mayor partido a ese espacio pero el común de los mortales suele tener recibidores más pequeños y a menudo, oscuros, a los que no llega la luz natural. ¿Qué hacer en ese caso?

Una de las primeras cuestiones que nos planteamos es si conviene o no poner un espejo en el recibidor: “Siempre aconsejo colocar un espejo en el recibidor porque suelen ser espacios reducidos, pero nunca ponerlos delante de la puerta principal. Los espejos han de contribuir a generar una sensación de mayor amplitud y luminosidad pero si los colocamos justo delante de la puerta reflejarán el exterior”, explica Astrid Izquierdo. O sea, veremos las escaleras, la puerta del vecino, los vecinos que pasan, el pasillo… Y no, no queremos eso.

Si crucial es su posición también lo es su tamaño, o como la autora del libro denomina, “la dosis”. “Un espejo grande dinamiza muchísimo y no es comparable al efecto de uno pequeño, que se coloca a modo decorativo. Asegúrate siempre de que todo lo que refleje te guste y sea fuente de armonía”, añade.

Si, por ejemplo, tienes un espejo delante de la puerta de casa de los que están pegados a la pared (o sea, que no puedes quitarlo), “Siempre puedes poner delante algún objeto decorativo que te guste, por ejemplo, un bonito jarrón con un gran ramo de flores frescas. Así evitas que se refleje el exterior”.

Lo segundo que solemos ver, tras el recibidor, es el pasillo. “El pasillo es considerado en Feng Shui como un “acelerador energético”, un canal de fuga. Como su nombre indica, una fuga es una pérdida, un desgaste energético que se puede solucionar de diferentes formas dependiendo de las particularidades del pasillo”, explica Izquierdo.

Algunos pasillos son auténticos pasajes del terror, basta que sean angostos, largos y oscuros y si para remate de feria pones un espejo de cuerpo situado al final del mismo (es idóneo si quieres verte reflejado en semioscuridad), el miedo está asegurado. ¿Cómo cambiarlos? Desde luego, fuera ese espejo situado al final del pasillo. Presta atención además a la iluminación: si tienes bombillas desnudas colgando del techo, es hora de elegir una lámpara más amable, que dé una iluminación más cálida, como por ejemplo, “Un globo de papel blanco, que genera ligereza”, recomienda la experta. Et voilà, tu pasillo habrá cambiado y parecerá otro.

 

 

 

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